Luis Hernández Patiño

Escuchando ando

Para hacer un mapa sonoro del Perú

Escuchando ando
Luis Hernández Patiño
08 de agosto del 2018

 

No he podido sustraerme a la cantidad de audios y más audios grabados de conversaciones, entre diversas autoridades y personajes públicos, que han venido apareciendo en los diversos medios de difusión.  Todo empezó como una garúa sonora: gotas por aquí, gotas por allá. Pero muy pronto aquella garúa se fue convirtiendo en un chubasco y luego en una tormenta, en la que cada audio daba la impresión de producir un ruido tan estrepitoso como un trueno.  Cómo será la cosa que, incluso sin querer, me la paso escuchando. Y escuchando ando.

Sin embargo, en mi caso personal la vida me ha puesto en la necesidad de aprender a oír varias cosas al mismo tiempo y a priorizar. Más aún, he tenido que ejercitar mi oído para que no pierda su agudeza frente a tanta estridencia; sí, porque los bullangueros audios que hoy salen en los medios no son lo único que debo atender.

Más allá de esos audios

Hay otras cosas tanto o mucho más importantes, cosas de nuestra realidad que me obligan a tener las antenas bien paradas.  Así pues, algo que alcanzo a escuchar con gran nitidez, no solo de boca de los grandes entendidos en el análisis político, tiene que ver con la gran frustración de la mayoría de nuestros compatriotas, derivada de la torpeza —cuando no de la ceguera, inclusive espiritual— de nuestros dirigentes nacionales. Si es que realmente son eso: dirigentes.  En efecto, voy por la calle, subo al ómnibus, entro a comprar a una bodega o llego a una oficina, y no tengo que esperar mucho para escuchar voces de gente que exclama: «¡Ya estoy harto de todo esto!».

De otra parte, no me cuesta nada de trabajo, no tengo que esforzarme, para sentir el llanto de niños, mujeres y hombres que requieren apoyo en temas muy concretos, como el de salud.  ¿Puede acaso haber alguien, en nuestro país, que no escuche los clamorosos gritos de reclamo de no pocas personas que se quedan sin satisfacer sus más básicas necesidades? Aquel «tengo frío» de tantos niños de la sierra retumba en medio de la noche, y debería merecer de todos nosotros mucho más atención de la que le damos a la bachata que suena y suena en la radio, y que tanto pedimos, porque  se ha puesto de moda.

Un mapa sonoro del Perú

Mientras hablo del frío que hay en la sierra —en Puno o en  Cusco, por ejemplo— se me ocurre pensar en el norte, por dar otro caso.  Entonces me pregunto: ¿a qué suena aquella zona? Y en principio siento la necesidad de dejar claramente establecido que no suena a ningún psicosocial; tampoco suena a ese clásico tondero. Tal como están las cosas hoy, aquella parte de nuestro país no está de ánimo como para ponerse a bailar.

Desde mi perspectiva, el norte suena a desolación debido a la actitud, que ya no sé si será de desprecio, de parte del poder fáctico mercantilista, frente a la imperiosa necesidad de reconstrucción que ahí sigue, sin ser realmente satisfecha.  Sin embargo, aquella desolación no se escucha: no se oye, padre. En el norte parecería brillar por su ausencia aquello que nuestra constitución dice en su primer artículo: “La persona humana es el fin supremo de la sociedad y del estado”. ¿Habrá alguien que crea que en la Piura de don Miguel Grau todo es color de rosa?

Una modesta sugerencia

Yo no digo que se dejen de lado los audios de los que hoy todo el mundo habla; pero sí quiero invitar a los políticos en ejercicio, y a quienes desean incursionar en la política, a que le presten sus oídos a los latidos de nuestra realidad.  En efecto, así como hay que saber leer, también hay que saber escuchar los signos que nuestra realidad nos envía una y otra vez. Incluso mucho antes que los académicos se dignen a escribir sobre ella, como si de ese modo le estuviesen haciendo el favor de los favores al prestarle su atención.

El ser nacional llamado Perú, que es la prolongación o extensión metafísica de cada uno de los peruanos, necesita una terapia de salud que le permita desarrollarse en una forma integral.  Al final, aquel desarrollo se traducirá en beneficio para todos nosotros. ¿Queremos alcanzar ese beneficio? Si la respuesta es positiva, como quiero pensar que lo es, bueno, empecemos por oír al Perú profundo, porque solo así podremos conocer y atender sus verdaderos problemas.

 

Luis Hernández Patiño
08 de agosto del 2018

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