Entre las mejores mil universidades del mundo

Hoy en la mañana leí la noticia de que hay tres universidades peruanas que se encuentran en la lista QS, que realiza un ranking mundial de universidades. En el texto de la noticia se aclara que estas no han mejorado su posición respecto del año anterior. Incluso una de ellas ha sufrido una caída significativa, puesto que dejó de estar entre las primeras 500 para estar en el segundo grupo. Desafortundamente esta es mi alma mater, la PUCP.

Luego de releer la noticia, me asalta la pregunta de si es que estamos ante una noticia o simplemente es una comprobación del complicado estado en el que se encuentra la educación superior universitaria en nuestro país. Citando la noticia, la PUCP ha visto deteriorado su rendimiento en cuatro de los seis indicadores que son medidos por QS. “Caídas notables en las contribuciones de investigación (citation per faculty) y en el reconocimiento académico a nivel mundial (academic reputation)”.

Terminando el párrafo me ataca la segunda pregunta: ¿qué pasó?, ¿cómo así sufrió nuestra mejor universidad ese nivel de deterioro? Especialmente cuando miras los niveles de citación (si la palabra me lo permite) por parte de los pares investigadores. Esto no es menor cosa, puesto que es uno de los indicadores de prestigio más importante para el cuerpo de investigación realizado por una universidad. El nivel de calidad de una investigación realizada (en este tipo de rankings y en cualquiera serio) es el reconocimiento otorgado a través de la citación por parte de otros investigadores.

En otras palabras, si no te citan o usan tu investigación para generar más conocimiento, entonces tu nivel de prestigio y reconocimiento internacional cae. Incluso se puede dar el siguiente caso, podrías aumentar sustantivamente el número de publicaciones que formalmente cumplen los requisitos (ser aceptado en revistas de investigación serias, de doble revisión y en repositorios internacionalmente reconocidos), incluso pasar a tener 100% más de investigaciones cumpliendo estos requisitos. Pero eso no implica tener bastantes investigaciones, sino que tus pares investigadores usen tus investigaciones muchas veces. En ese indicador, lo que nos dice QS es que no hemos mejorado.

Luego de la información procesada y presentada ante usted, querido lector, lo invito a mirar la tercera pregunta que, bueno, se caía de madura: ¿Porqué tenemos a un grupo de congresistas del Apra y de la izquierda presentando afanosamente Proyectos de Ley para modificar a la Sunedu? Es decir, quieren cortarle los brazos y piernas a la superintendencia que busca, en lucha titánica, sostener indicadores mínimos de calidad básica en nuestra institución universitaria. Antes de la Ley Universitaria actual, ni siquiera aparecíamos en las listas de las 1000 o las 500 más importantes universidades de América Latina en temas de investigación. Es decir éramos invisibles. El impulso que plantea, en un sentido, la nueva ley ha presionado positivamente a que las universidades inviertan en sus centros de investigación.

Pero allí van nuestros representantes, que se quieren traer abajo el trabajo realizado y relajar las “exigencias” de la Sunedu. Lo que no se dan cuenta estos particulares padres de la patria es que no son las exigencias del supervisor, son las del mundo exterior. Ese que se desarrolla allende las calles alrededor del Palacio Legislativo en el centro de Lima; ese que premia calidad, la investigación bien hecha, el reconocimiento, la legitimidad y el mejoramiento continuo.

La Ley Universitaria efectivamente tiene que ser mejorada. Pero definitivamente no en el sentido que quieren mañosamente proponer los de las bancadas de Frente Amplio, Nuevo Perú y el Apra. Respecto a los resultados magros y deteriorados de nuestra performance en el QS, deben ponerse a trabajar desde ahora para mejorar sustantivamente en esos indicadores.