Tino Santander

Elogio de la traición

Gobernar es traicionar y, muchas veces, negarse a sí mismo

Elogio de la traición
Tino Santander
29 de junio del 2020


Los franceses Denis Jeambar e Yves Roucaute describieron el arte de la política contemporánea en un memorable libro titulado
Elogio de la traición. Sobre el arte de gobernar por medio de la negación. La historia está llena de traidores; por ejemplo, Juan Carlos de España traicionó la herencia franquista al pactar con Adolfo Suárez y con Felipe González una transición democrática que le diera viabilidad a España. Gobernar es traicionar y muchas veces negarse a sí mismo.

Haya de la Torre, cruzó el Rubicón pactando con Manuel Prado en 1956 para evitar una guerra civil como señalan los historiadores más serios. Luego se alió con la oligarquía agraria odriísta en 1963 para llegar al poder. José Carlos Mariátegui, recibió una beca del Gobierno leguiísta. El amauta aceptó el encargo de la dictadura y retorno al Perú para fundar el socialismo “sin calco ni copia”, que inspiró a la variopinta izquierda peruana. Haya y Mariátegui sabían que la traición cuando no es cobardía, es la forma superior de las grandes decisiones políticas.

Fernando Belaunde, pacto con el Partido Comunista Peruano para evitar que Haya de la Torre llegara al poder; Juan Velasco Alvarado traicionó a Fernando Belaunde quien lo nombró comandante general del Ejército y presidente del Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas, dando el golpe de Estado que acabó con la servidumbre campesina. Alberto Fujimori y PPK pactaron en nombre de la gobernabilidad y para evitar la vacancia de PPK, y este en recompensa lo indultó. Martín Vizcarra pactó con el fujimorismo para vacar a PPK y en el poder deshonró vilmente a los pepekausas que lo habían encumbrado. 

Vizcarra, traicionó a la lucha anticorrupción y gobierna con los grupos de poder económico; juega a la contradicción con los empresarios lanzando fuegos artificiales y proclamas que solo entusiasman a los más ingenuos. Anuncia impuestos a los ricos, estatización de clínicas, defensa de los peruanos frente a la usura de la banca, control de precios de medicamentos, construcción de hospitales, colegios, inversión pública y privada, reactivación económica, etc. Y todo ello en medio del estruendo de la prensa comprometida con el Gobierno; pero no ha cumplido nada. Y utiliza a las izquierdas como títeres de teatro cuando es necesario. 

Todos los programas de reactivación económica, pese a los vociferantes reclamos de los gremios empresariales han servido a los grandes grupos de poder económico. Ninguna medida económica ha afectado los intereses empresariales, al contrario los ha consolidado. La negociación con las clínicas abiertamente a favor de estas lo demuestra.

En este ajedrez político de los grandes traidores, la pequeña izquierda y los voluntariosos neoliberales son simples peones o tontos útiles. Los demás partidos están fuera de juego por su insignificancia política a pesar del aparente ruido que generan. La imagen de Judas Iscariote recibiendo 30 monedas y entregando a Jesús con un beso está en la conciencia de los vizcarrista de oportunidad, que últimamente empiezan a sentir miedo de ser repudiados por la inmensa mayoría. Los que gritan en nombre de la moral, catecismos religiosos o ideológicos no se dan cuenta de que la política es una guerra cruel por el poder. Y no comprenden que la traición es el arma principal de la lucha política.

Tino Santander
29 de junio del 2020

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