Raúl Mendoza Cánepa

El tema es cambiar de gobierno, no de Constitución

Gobierno de Pedro Castillo trata de forzar el camino del Perú al totalitarismo

El tema es cambiar de gobierno, no de Constitución
Raúl Mendoza Cánepa
24 de abril del 2022


El 25 de enero de 2022, recién nomás, se publicó la Ley N° 31399, que declara la improcedencia del referéndum en materia de reformas de la Constitución y modifica los artículos 40 y 44 de la Ley N° 26300, Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos. Y lo hace de esta manera: “No pueden someterse a referéndum las materias y normas a que se refiere el segundo párrafo del artículo 32 de la Constitución, ni aquellas que no se tramiten según el procedimiento establecido en el primer párrafo del artículo 206 de la Constitución Política”. 

Aún con esas, el Gobierno de Pedro Castillo (o de Vladimir Cerrón) trata de forzar el camino del Perú al Estado totalitario por una constituyente, y vuelve a su cantaleta: “que el pueblo decida”. Con esa frase, el Gobierno cae en su propia trampa, porque “¿y qué tal si consultamos al pueblo si es que quiere que el Gobierno se vaya, previa consulta que lo haga posible? ¿Se atreverían?”. En el supuesto negado, es seguro que habría mucha más gente que querría un cambio de gobierno urgente que una nueva Constitución; una Constitución que no ha leído ni sabe qué es, y que no le afecta como sí le afecta un gobierno que no trabaja y que solo agita. La gente quiere trabajo, inversión privada y un buen gobierno y comenzará a hartarse del sonsonete sobre una nueva Constitución, porque es perder el tiempo: la Constitución no se come, tampoco se come la paciencia (Emiliano Zapata decía).

En tres o cuatro meses es posible que los campesinos profundicen su crisis por la reducción de sus siembras ante la falta de fertilizantes y que todos los peruanos sean más pobres por el incremento de los precios; D y E no lo soportarían. Aún con esas, el Gobierno permanecerá en lo superfluo (el cambio de Constitución), como si no hubiéramos tenido doce constituciones y varias dictaduras como la que tendríamos si es que permitimos que cuatro gatos persistan en hablar de nueva Constitución, de una que no ayudará a millones de peruanos a salir adelante sino a que esos cuatro gatos se entronicen en el poder. 

Si consideramos que, además, el precio internacional de los minerales aumenta en el mundo y que nosotros (obtusos) estamos cerrando minas, la convicción no puede ser más sólida que esta: el Perú necesita un nuevo gobierno, uno que impulse y atraiga la inversión, que haga atractivo al Perú, que genere empleo por la crecida de nuevos capitales, que logre recursos y ayude a los pobres a través del canon minero. Este desarrollo solo es posible con libre mercado y buen gobierno.

Una asamblea constituyente generaría inestabilidad en una economía nerviosa, sería el final de cada proyecto de vida, más pobreza y menos libertad. Para el ideario fundamentalista de Perú Libre solo existe Perú Libre, como en Cuba solo existe el Partido Comunista. Nadie tendría elección. Ingenuos los congresistas de Podemos, AP, APP, SP y JPP: un ideario totalitario excluye a todos, no es juego, es proyecto extremista, no negociable. Sería la concentración de todo el poder, partido, jueces, militares, policías, clero… Sería la vida del pensamiento único, pero el proyecto totalitario necesita tontos útiles dispuestos a autodestruirse, esos que parecen jamás haber leído Historia y vender a su madre por pasajeros intereses que un día se quemarán en sus manos.

Raúl Mendoza Cánepa
24 de abril del 2022

NOTICIAS RELACIONADAS >

La gente está harta

Columnas

La gente está harta

Las encuestas son fotografías: capturan un instante, pero no ga...

03 de febrero
Trump, mi wayki, mi hermano

Columnas

Trump, mi wayki, mi hermano

En 1823, James Monroe, ante el congreso americano sentenció: &l...

27 de enero
Ese otro en ti

Columnas

Ese otro en ti

La política, decía Aristóteles, es la más ...

20 de enero

COMENTARIOS