Carlos Adrianzén

El sendero de Castillo

Maximizar la pobreza para consolidar su permanencia en el poder

El sendero de Castillo
Carlos Adrianzén
26 de julio del 2023


Las opiniones están divididas. Algunos sostienen que la gestión de Pedro Castillo (y su petrificada extensión con Dina Boluarte) dibuja plenamente lo que hubiera hecho Sendero Luminoso si hubiera llegado al poder en los noventas. Otras opiniones dentro y fuera del país les dan un tratamiento discreto, acomodaticio o diplomático, a las conexiones de la administración de Castillo con el grupo terrorista. Poses casi silentes.

En materia de manejo económico en cambio, es posible que el golpista cajamarquino no tuvo tiempo, ni capacidades, para dañar aún más la institucionalidad y performance económica del país. Hizo lo que podía para maximizar la pobreza y la corrupción burocrática en el Perú. Su Gobierno fue terrible. Aunque recibe un ritmo de crecimiento en rebote (dado el penoso manejo macroeconómico de Vizcarra y Sagasti) logra hacer transitar la economía desde un crecimiento de 14.5% anual en febrero del 2022, hacia un crecimiento negativo. Un ritmo que actualmente ni siquiera cubre el crecimiento de la población.

Recordemos cómo además de quebrar la institucionalidad cuanto pudo –ofreciendo la desconfianza que generaba su plagio de la constitución chavista– y de estar involucrado además en numerosos escándalos de corrupción burocrática (a todo nivel) …  ¿Qué hizo en el poder? Sí, estimado lector, seguir la misma receta que los cubanos habrían impuesto en otros gobiernos sojuzgados en la región: maximizar la pobreza para consolidar su permanencia en el poder. Ponderando sus impactos en los principales sectores productivos de nuestra economía, las Figuras Uno y Dos nos describen evidencia implacable.

Castillo procede apegado a la receta. Reemplaza equipos burocráticos en el grueso de los ministerios.  Y lo hace atrayendo a personas de un bagaje abultado, pero deplorables capacidades técnicas. Hoy, por ejemplo, a casi nadie le sorprende lo que sucede en los sectores primarios. Se derrumba simultáneamente la producción agrícola, pecuaria y pesquera. A pesar de los excelentes precios externos, se enerva la pobreza rural. Nótese que este tipo de ineptitudes no resultan casuales. Reflejan parte fundamental de una prescripción que necesita frustración para justificar cambios populistas. Esto –recordémoslo– en tácita alianza con un Legislativo de alma izquierdistoide. Supuestos técnicos de izquierda y Niños incluidos.

En el lado de la minería e hidrocarburos, en el régimen de Castillo (sin alteraciones sustantivas a la fecha) los cambios en la composición de las burocracias sectoriales y la introducción de cambios legislativos de pobre fundamento técnico se vieron potenciados por el abandono nada casual del orden público y cumplimiento de la ley. Eso sí. Con el encarcelamiento del golpista y parciales cambios en la burocracia minera, el crecimiento de la minería metálica da exiguos signos de recuperación en el último semestre. En términos del crecimiento del sector hidrocarburos, la figura mantiene la certidumbre. No hay señales claras de un cambio de rumbo.

Si analizamos las tendencias en áreas no primarias, el horizonte peruano se complica. Con una minería metálica aún de capa caída y un sector construcción reduciéndose, no es previsible nada parecido a una fase de recuperación significativa. El deterioro del crecimiento anualizado del sector más importante de la economía (el sector servicios) y la manufactura no son casualidades (ver gráficos de la Figura II).

La tercera figura de estas líneas no podría ser más clara. Los sectores productivos drivers de crecimiento peruano en las últimas dos décadas se apagan consistentemente, mientras el crecimiento del PBI se acerca a cero a mediados del presente año. Con precios externos tan favorables como los que recibimos a fecha y con las muy positivas perspectivas de crecimiento global para el bienio en ciernes, la explicación de este aciago panorama implica el éxito de Castillo Terrones (y la oscura pasividad de la presidente sucesora). Castillo –y sus asesores cubanos– necesitaba(n) nuevos pobres y creciente frustración social. El sendero (económico pasivo) del golpista encarcelado nos asegurará –ceteris paribus– que la economía peruana, seguramente complicada por el fenómeno meteorológico de El Niño, los va a proporcionar.

Nótese que (como lo contrasta la cuarta figura) la economía peruana no se ha recuperado. Los sectores primarios (minería, pesca y agro) están estancados. Y el grueso de la economía (los no primarios) se ubica muy lejos de siquiera su tendencia lineal previa a la sucesión de gobernantes de izquierda en el poder desde el 2016.

El peor error de la presidente Boluarte en los días que le queden como gobernante implicaría persistir en –léase no corregir– el sendero trazado por su antecesor. Tal como lo contrastan las tasas de crecimiento económico de los últimos doce meses (ver Figura Cinco), Castillo Terrones borró el crecimiento económico nacional por completo. Convirtió al Perú en otra cleptocracia fabricante de nuevos pobres (como Cuba, México, Argentina, Bolivia o Colombia).

 Algo que los peruanos debemos tener muy claro es que Castillo nos dejó enrumbados… pero hacia la pobreza, corrupción y atraso. Persistir en su sendero sería un tremendo error.

Carlos Adrianzén
26 de julio del 2023

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