Javier Agreda

El país de la canela

La épica novela de William Ospina cumple diez años

El país de la canela
Javier Agreda
30 de mayo del 2018

 

En El país de la canela (Norma, 2008), el escritor colombiano William Ospina (Tolima, 1954) continuó su ambiciosa saga novelesca sobre la conquista española del continente americano. En ese libro, publicado hace exactamente diez años, la narración estuvo centrada en la expedición que descubrió y recorrió por primera vez el río Amazonas. Una expedición que partió del Perú –organizada y dirigida al inicio por Gonzalo Pizarro– y cuya finalidad era encontrar un fabuloso lugar en medio de la selva, con "interminables bosques de canela". No hay que olvidar que entonces la canela, las especias en general, tenían casi tanto valor como el oro.

El protagonista y narrador es Cristóbal de Aguilar, ficticio conquistador de segunda generación, hijo de una indígena y de uno de los más cercanos colaboradores de Francisco Pizarro, uno de los recordados Trece de la Isla del Gallo. Cristóbal participa en la mencionada expedición, un accidentado viaje de 18 meses en los que pasa hambre y todo tipo de penalidades, además de ser testigo de los peores abusos de los españoles. Finalmente, los sobrevivientes navegan por todo el Amazonas, con sus maravillas naturales y seres misteriosos, como las guerreras que dieron nombre al río.

Como en Ursúa (2005), la primera parte de esta saga, Ospina logra darle a los sucesos históricos el carácter de epopeya literaria gracias a su esmerado trabajo con el lenguaje, tanto en los aspectos sonoros como en las imágenes y símiles de aliento poético, que remiten a las grandes obras épicas de todos los tiempos. Son de destacar las reflexiones de Cristóbal, quien es también hombre de letras que une la erudición con la sabiduría personal. Pero, en contraste con el libro anterior, sorprende la pobreza de las descripciones, ya sea de la naturaleza o de las costumbres y creencias de los pobladores de la selva.

Acaso esta y otras deficiencias se deban al estricto apego del autor a las fuentes históricas. En la Odisea, modelo de obra literaria de grandes viajes, Ulises y sus compañeros tienen aventuras y conocen seres fabulosos en cada isla o país a los que llega su barco. Cristóbal y sus compañeros, al contrario, no muestran ningún deseo de bajar de la embarcación o establecer contacto con los habitantes de la amazonía, ni siquiera parecen tentados en la riqueza y diversidad de la flora y fauna que descubren. Preferimos, por eso, las locuras y excesos narrados en Ursúa a este caudaloso, aunque muy bien escrito, viaje por El país de la canela.

 

Javier Agreda
30 de mayo del 2018

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