Aldo Lorenzzi
Una tarea pendiente: desarrollar el sector de ciencia tecnología e innovación
En el Perú se encuentra en un estado muy incipiente

Nuestro país ha regulado el uso de la inteligencia artificial. Para muchos especialistas, esto es favorable, ya que no podemos quedarnos atrás respecto de los demás países en un tema que regirá nuestra sociedad en los próximos años. Sin embargo, aún no hemos creado el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, entidad que en otros países tiene como funciones centrales el fomento de la innovación, la formación de profesionales y la vinculación de la sociedad con acciones científicas en el ámbito académico y productivo.
Hoy estamos por debajo de Colombia, Chile y Uruguay en el índice mundial de innovación. Argentina y Brasil son casos aparte. Entre este grupo, solo Uruguay y Perú carecen de ministerio, aunque Uruguay, en 2023, ocupó el cuarto lugar en innovación y, para 2025, ya cuenta con cinco startups en camino a convertirse en unicornios (empresas valoradas en más de US$ 1,000 millones sin cotizar en bolsa). Aunque no tiene ministerio, Uruguay desarrolla esta industria a través de su Dirección de Ciencia y Tecnología, adscrita al Ministerio de Educación y Cultura.
En nuestro país contamos con el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Concytec), adscrito a la Presidencia del Consejo de Ministros, además del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Sinacti) y la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Polcti). Programas como ProInnóvate y Prociencia han permitido a muchos emprendedores acceder a capital semilla para productos y servicios basados en propuestas tecnológicas.
No obstante, seguimos en una etapa muy incipiente. El último ranking de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual nos ubica en el puesto 80, mientras que Chile se mantiene en el 52. Aunque se han creado marcos legales para impulsar la ciencia y la innovación, los resultados son insuficientes.
Se hace un llamado a las autoridades que serán elegidas el próximo año para priorizar una política más ambiciosa de desarrollo tecnológico. El plan debe incluir la creación de un ministerio que impulse y coordine las políticas del sector, y que articule proyectos entre el sector privado y el público para mejorar nuestra posición regional.
Si bien la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital de la Presidencia del Consejo de Ministros busca dar mayor dinamismo a estas acciones, sus esfuerzos tampoco bastan.
¿Qué más se requiere entonces? Además de las medidas estatales, es necesaria la participación de los gobiernos locales mediante la creación de subgerencias de ciencia, tecnología e innovación. Los municipios son el primer contacto institucional de los ciudadanos fuera de la capital, que concentra la mayor parte de entidades. Se requiere, por tanto, una descentralización agresiva, la creación de distritos y parques tecnológicos, así como el uso de la paradiplomacia de nuestras principales ciudades con urbes como Yokohama, Shenzhen, Pekín, San José (Silicon Valley) y otras. Solo así podremos alcanzar a países como Chile, Colombia y Uruguay.
¿Qué papel le corresponde a la ciudadanía? Es momento de mantenerse atentos a las iniciativas en ciencia, tecnología e innovación y de exigir el derecho a participar en ellas. Solo con el compromiso social lograremos que las nuevas autoridades asuman la innovación como prioridad nacional y que nuestro país no quede rezagado frente a sus pares en la región.
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