Rocío Valverde

El origen del camote

Una ya antigua controversia científica

El origen del camote
Rocío Valverde
16 de abril del 2018

 

Los camotes se han convertido en la última obsesión de los habitantes del otro lado del charco. Solo me tuve que dar una vuelta por Oxford, ciudad poblada por una importante cantidad de estudiantes universitarios, para darme cuenta de que muchos cafés y restaurantes ofrecían diversos potajes hechos con la humilde raíz. La nueva generación esáa cambiando a la papa por el camote.

Tostadas de camote, camote fries, pie de camote y sopa de camote eran los platos que más aparecían en el menú diario. Ignoro qué hechizo ha hecho que los europeos se vuelquen a los camotes, pero se agradece en esta tierra llena de comida beige.

El camote hizo su primer viaje a Europa a bordo del barco de Cristóbal Colón, luego de su primera expedición al nuevo mundo. Los europeos, como a casi todo lo que llegaba de las Américas, le atribuyeron propiedades afrodisiacas, lo cual volvió al camote popular durante un corto periodo de tiempo. Los españoles transportaron los camotes hasta su colonia en las Filipinas, y desde allí se expandieron por todo el continente asiático ganando el título de alimento salvador, pues rescató de la hambruna a China y a Japón.

Hasta hace poco se creía que los polinesios habían llegado al continente americano mucho antes que Cristóbal Colón. Y yo ya me veía contándoles a mis tataranietos que la historia del descubrimiento de América fue cambiada por el anaranjado camotito que flota feliz en el juguito del ceviche. El culebrón del contacto transoceánico precolombino va a seguir dando que hablar, pues un artículo publicado esta semana en la revista Current Biology ha vuelto a poner los orígenes del camote en el asadero.

Los camotes fueron domesticados en las islas de la Polinesia al menos tres siglos antes de la llegada del Capitán Cook. Se pensaba que los navegantes polinesios habían cruzado el Océano Pacífico hasta llegar a la costa americana, lo cual alimentó la leyenda de estos navegantes míticos que se echaban al mar guiándose tan solo por las estrellas. Los navegantes regresaron a sus islas dejando su ADN en un importante número de hijos y se trajeron consigo camotes, a los que llamaron kuumala. Es importante resaltar que el camote en lengua aymara se llama kumara.

El estudio liderado por el Dr. Pablo Muñoz Rodríguez demuestra que el dulce camote llegó hasta la Polinesia por su propia cuenta, siendo transportado por las corrientes marinas, aves o quizás hasta por el viento. Para llegar a esta conclusión el grupo de la Universidad de Oxford secuenció el material genético de 200 especímenes, lo que les permitió rastrear el origen común del camote hasta la especie llamada Ipomoea trífida. El estudio también demuestra que el camote se originó hace 800,000 años y el ejemplar más antiguo de camote encontrado en la Polinesia se separó del camote americano hace más de 100,000 años, mucho antes de que aparezcan los humanos. Estos son indicios bastante sólidos que alteran un poco el mito de la navegación polinesia, y de allí surge gran parte de la controversia.

De momento la hipótesis del contacto transoceánico precolombino solamente se sustenta en la lingüística. Podemos estar seguros de que a la reciente publicación sobre el origen del camote le van a salir detractores. ¡Esperemos atentos!

 

Rocío Valverde
16 de abril del 2018

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