Tino Santander
El muro de la vergüenza
Sobre un aparente caso de discriminación de peruanos en el distrito de San Isidro.
El alcalde Manuel Velarde de San Isidro, militante del PPC, no se pone de acuerdo consigo mismo ni con su conciencia. Por un lado afirma, en el periódico “El Olivar” de la Municipalidad, que “San Isidro en un distrito para todos y que su gestión construirá espacios públicos inclusivos donde los vecinos y los visitantes podrán gozar actividades culturales y juegos infantiles”.
Sin embargo, la realidad es otra y muestra que el alcalde se contradice porque su política no es inclusiva ni tolerante; es más bien excluyente y abusiva. El viernes pasado un grupo de vecinos del “pueblo joven Medalla Milagrosa” protestó por la prepotencia de la administración del alcalde Velarde, que con una medida arbitraria pretendía impedir el tránsito de los ciudadanos del “Asentamiento Humano Medalla Milagrosa” al malecón de San Isidro, con el argumento de que “invaden el espacio público del distrito”.
El burgomaestre se valió de subterfugios legales y administrativos para levantar un muro vergonzoso, tapiar las escaleras de salida al Malecón Bernales y acordonar policialmente la zona. Todo ello para impedir que los ciudadanos del citado pueblo joven pudieran desplazarse libremente por el lugar.
Este es un acto inadmisible, tan aberrante como fue la propuesta de la señora Madeleine Osterling, ex-candidata del fujimorismo a la alcaldía del distrito, de trasladar la gran unidad escolar Alfonso Ugarte fuera de San Isidro, con el argumento de que los alumnos de ese colegio no eran vecinos ni residentes del lugar. Pero lo más grave es que quienes promueven estas medidas discriminatorias las consideran políticas públicas naturales, propias de su educación y su intolerancia hacia quienes consideran “diferentes” de ellos.
El alcalde Velarde desconoce que el “Pueblo Joven Medalla Milagrosa”, antes “Bajada de los baños del Mar de Magdalena”, era un cantera de piedra que administraba la empresa “Chancadora Villarán”. Los primeros moradores de este asentamiento humano fueron trabajadores y pescadores que se asentaron a partir de 1940, cuando comenzaron a llegar a Lima millares de peruanos andinos en busca de un destino mejor.
El pueblo joven Medalla Milagrosa es un barrio emprendedor, tiene aproximadamente tres mil familias que trabajan en distintas actividades, como la pesca artesanal, venta de comidas y otras ocupaciones. En ningún caso es un barrio peligroso. Allí vive gente trabajadora que con esfuerzo, compromiso y lucha lograron sus títulos de propiedad, construyeron un colegio de primaria y secundaria, un salón comunal y establecieron un barrio ordenado, limpio y seguro.
Muchos vecinos de San Isidro sí somos conscientes de que la conducta del alcalde no se corresponde con el espíritu de convivencia y respeto que debe existir entre los peruanos. San Isidro no puede convertirse, por la intolerancia y ceguera de algunos, en un gueto racista alejado de los profundos cambios que experimenta la sociedad peruana. El muro de la vergüenza tiene que caer.
Por Tino Santander
10 - Mar - 2015
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