Tino Santander
El fantasma de Savoranola
El radicalismo antiminero, Marco Arana y la ambivalente izquierda marxista.
Jerónimo Savoranola, monje medieval, fue nombrado por el Papa Alejandro VI reformador de la orden dominica en Toscana-Italia. Era un fanático religioso que quería una república teocrática ccatólica. Su interpretación dogmática del evangelio lo llevó a ser acusado de herejía y ejecutado en la hoguera, el 23 de mayo de 1498.
Savonarola representa el oscurantismo medieval del mundo rural europeo que se alimentaba del miedo a la naturaleza y al demonio. Los campesinos tenían miedo a la noche, a los vientos y tormentas que destrozaban sus cosechas, eran devotos cristianos que invocaban las fuerzas benéficas de Dios.
En las ciudades europeas la religiosidad popular era más sofisticada por la influencia de las elites que la enriquecían y deformaban constantemente. Surgía el Renacimiento de la filosofía clásica y del humanismo que fomentaba las capacidades del hombre reprimidas en el Medioevo.
En el Renacimiento se inicia la globalización económica, social y política. Esta época significa la búsqueda de bienestar y libertad en la ciencia y la tecnología, e impulsa a la humanidad a superar las inmensas limitaciones del capitalismo mundial contemporáneo.
En el Perú, el espíritu fanático de Savonarola ha poseído al ex sacerdote Marco Arana Zegarra, que cambió el Evangelio por el dogmatismo ecológico. Arana solo anuncia catástrofes ecológicas. Y los campesinos tienen miedo a perder sus cosechas, a la contaminación del agua, a la escasez de mano de obra agrícola, al desarrollo urbano que traen la minería y las otras actividades extractivas.
Arana propone volver al siglo XV, al mundo rural medieval de pastores y agricultores. El Perú tiene una extensión territorial de 128.5 millones de hectáreas, de las cuales solo 7.6 son aptas para la agricultura, es decir que el 6% del país sirve para alimentar a los peruanos.
No piensa en los 10 millones de peruanos que no tienen agua y desagüe. No le importan los 125 mil millones de dólares de déficit en infraestructura social y productiva. No le interesan los sueldos de médicos, profesores, policías, docentes universitarios.
En su dogmatismo arrastra a la izquierda marxista que, por acumular fuerzas, se moviliza tras el ejército del nuevo profeta. Son aliados de los reservistas convertidos en turba huaraquera y “espartana” que golpea a quienes no piensan como ellos y desafían a la autoridad gubernamental o lo poco que queda de ella.
La izquierda tiene una nueva encrucijada política. El recuerdo de su ambivalente posición frente a los terroristas senderistas y emerretistas, a quienes llamaba “compañeros alzados en armas”, los alejó definitivamente de los intereses populares y fueron aplastados en las urnas.
Hoy, esa misma izquierda añeja le hace el juego al fanatismo ambientalista, nuevamente ambivalente “condena por igual” a la policía agredida y huaraqueros agresores. Están y no están con la minería. No tienen una posición clara enredados en subterfugios jurídicos, sociales y ambientales. Se alejan de las ansias de desarrollo del pueblo, que los sepultará nuevamente en las urnas.
Arana, es un reaccionario. Si estuviera en China, sería fusilado por enemigo del pueblo; en Cuba estaría preso por traidor al socialismo; en Ecuador sería repudiado y censurado por la revolución ciudadana; y en Bolivia y Venezuela motejado como “pitiyanqui enemigo de la revolución bolivariana”.
A Tierra y Libertad, liderada por el poseso Marco Arana, no le interesa una sociedad democrática con igualdad de oportunidades para los peruanos. Son enemigos del pueblo,como dicen los campesinos de Chumbivilcas.
Por Tino Santander Joo
26 – May – 2015
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