Mariana de los Ríos

El Eternauta: ciencia ficción postapocalíptica con sello argentino

Reseña crítica de la adaptación del clásico cómic de Oesterheld y Solano

El Eternauta: ciencia ficción postapocalíptica con sello argentino
Mariana de los Ríos
07 de mayo del 2025


Netflix sigue apostando fuerte por las adaptaciones de clásicos del cómic y la ciencia ficción, y
El Eternauta, basada en la emblemática historieta argentina de Héctor Germán Oesterheld (Buenos Aires, 1919-1977) y Francisco Solano López (Buenos Aires, 1928-2011), es su carta más ambiciosa en Latinoamérica hasta la fecha. La serie, dirigida por el argentino Bruno Stagnaro, enfrenta el enorme desafío de trasladar a la pantalla una obra que es fundamental en la cultura pop argentina y que además está cargada de un peso político y simbólico ineludible. El resultado es sólido en la ejecución técnica, fiel en espíritu, aunque demasiado respetuosa de las convenciones del drama televisivo contemporáneo.

La premisa, conocida para quienes crecieron con el cómic o lo redescubrieron en sus reediciones recientes, sigue siendo potente: una nevada tóxica cae inesperadamente sobre Buenos Aires, matando instantáneamente a quienes entran en contacto con ella. Un grupo de amigos, reunidos en una partida de cartas, sobrevive por azar y comienza una lucha desesperada por entender y resistir una amenaza que pronto revela ser mucho más compleja: una invasión alienígena camuflada tras capas de misterio y horror.

La serie mantiene esa estructura básica, actualizando algunos elementos (como la tecnología y la presencia de teléfonos móviles) para hacerla reconocible al espectador actual. Juan Salvo, interpretado por el reconocido actor Ricardo Darín (Buenos Aires, 1957), lidera a este grupo de supervivientes, y aunque Darín aporta solidez y carisma al papel, el guion opta por expandir los arcos emocionales de los personajes, estirando las tensiones familiares y los conflictos personales. Esta es, quizás, la concesión más evidente a las tendencias actuales en este tipo de series: la necesidad de "profundizar" en los personajes a través de capas melodramáticas que, en ocasiones, desvían la atención del núcleo de la historia, que siempre fue la tensión colectiva y la dimensión política del apocalipsis.

En cuanto a la puesta en escena, Stagnaro y el director de fotografía Gastón Girod nos brindan muchos momentos visualmente logrados. Las calles nevadas de Buenos Aires, cargadas de cadáveres y autos abandonados, transmiten una desolación inquietante, amplificada por un diseño sonoro en el que el viento y el silencio son casi personajes en sí mismos. Las escenas de acción, aunque eficaces, a veces sufren por la obvia dificultad de rodar con personajes encapuchados o enmascarados. Sin embargo, estos problemas son menores frente a la atmósfera opresiva que logra sostener la serie en sus seis episodios.

Uno de los grandes atractivos de El Eternauta es su lectura en clave política, inseparable de la vida de Oesterheld, quien fue secuestrado y desaparecido por la dictadura argentina en 1977. La serie respeta esta herencia y, aunque evita sermones directos, no esquiva las tensiones que atraviesan la obra original: la desconfianza hacia el poder militar, la paranoia social y la lucha colectiva frente a una opresión que, en muchos sentidos, trasciende la mera invasión extraterrestre. En ese aspecto, la historia sigue funcionando como un espejo deformante de las propias heridas de la Argentina contemporánea.

La serie también introduce misterios adicionales para mantener la tensión, especialmente en torno a Clara, la hija de Juan. Su desaparición y enigmático regreso siembran dudas que poco a poco revelan un control mental ejercido por las fuerzas invasoras. La temporada culmina con una revelación ambigua pero sugerente: la invasión está lejos de haber sido contenida, y el verdadero enemigo, ese ser que manipula mentes y cuerpos desde las sombras, apenas se empieza a mostrar. La escena final, con Clara empuñando un arma y preparándose para lo que parece una guerra larga y brutal, deja la puerta abierta a una segunda temporada que, según los propios actores, ya está en desarrollo.

En definitiva, El Eternauta es una adaptación respetuosa y técnicamente competente, que cumple en términos de entretenimiento y mantiene vivo el espíritu de la obra original. Sin embargo, como ya se señaló, sus excesivas dosis de melodrama le restan fuerza y originalidad. La pregunta ahora es si, en futuras temporadas, El Eternauta logrará explotar todo su potencial como obra de ciencia ficción política y existencial. Por lo pronto, lo que ofrece es un inicio digno, aunque no inolvidable.

El Eternauta se puede ver en Netflix

Mariana de los Ríos
07 de mayo del 2025

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