Raúl Mendoza Cánepa
El error del Tribunal Constitucional
Una ficción que podría hacerse realidad

Juan del Fuego fue senderista, purgó condena, y por beneficios logrados después del 2000 salió de la cárcel, porque tenía el hígado graso. “Democracia cojuda”, festeja, mientras limpia su arma con la que asesinará al alcalde de su distrito. Rinde loas a una imagen de Abimael Guzmán que cuelga en su cuarto. Revisa la resolución que le permite volver a enseñar. Esboza un mohín, aprieta la boca para no reír. “¡Mis pioneritos!”.
Recuerda el día que voló el cuerpo de un concejal. Estaba obsesionado con la idea de la revolución. Maoísta a morir, había deificado a Abimael Guzmán, sus convicciones no las abandonaría jamás. “Un fanático no cambia, es una estructura mental”. Decía que era más fácil que un católico desistiera de creer, pues no son formados para una mística, sino para una formalidad. Van a misa, apenas entienden lo que dice el párroco por la mala acústica del templo y se van. Juan fue educado en una escuela fiscal de Apurímac. No entendía por qué el 85% de la población económicamente activa (PEA) de la sierra se dedicaba a la agricultura y por qué en la costa, donde se vivía mucho mejor, el 85% de la PEA se basaba en servicios.
Volvió a la cárcel por terrorista. Nada había cambiado en su mente, la furia ensanchaba las bóvedas de sus ojos. Ganó la libertad en pocos años, por colaborar en la apacible panadería de la prisión. Juan quería volver a su juego, pero no podía porque la ley le impedía postular a un cargo público; pero en diciembre de 2022, el Tribunal Constitucional sentenció que la ley que impide a un terrorista postular a un cargo de elección popular es inconstitucional porque lo priva de la rehabilitación. ¿Qué? ¿Y la prevención social? Su abogado, lee cómo remata el Tribunal: “Los ciudadanos son responsables de evaluar a los candidatos antes de votar”. Ambos ríen. Ahora cualquiera puede postular y el ciudadano será el responsable si la embarra. ¡Como si no la embarrara cada vez que puede!
El hecho es que Juan del Fuego fue elegido presidente. Al año instaló la República Popular de Nueva Democracia, un régimen totalitario elegido por el Ande y por alguna clase media sensiblera e intelectual que votó por él y que migró para mirar todo desde su platea de Madrid. ¡Y el monstruo de Abimael Guzmán tomándose años a sangre y fuego! ¡Si hoy lo viera!.
COMENTARIOS