César Félix Sánchez

El derecho a no ser engañado

Se esperaba más responsabilidad en el testeo y mayor respeto a la población

El derecho a no ser engañado
César Félix Sánchez
22 de abril del 2020


¿Cuál es la verdadera situación de nuestro país hoy, cons más de un mes de cuarentena? ¿Cómo habría que evaluar la gestión de la crisis por parte del Gobierno hasta el momento? Estas preguntas revisten una importancia fundamental. Pero parece que se está creando un ambiente donde el normal cuestionamiento al poder se interpreta como una especie de traición a la patria. Y no solo por parte de los tradicionales
trolls gobiernistas. Hace algunas semanas me sorprendió bastante atestiguar cómo una columna bastante sensata de Federico Salazar, que cuestionaba las reformas pensionarias y hacía un ligerísimo comentario crítico al Gobierno, era recibida por la plebe del YouTube con insultos y calificaciones de «enemigo del Estado» y traidor a la patria. Esperemos que esa apariencia de estado policial 2.0 se vaya disipando pronto y no se consolide en una dictadura real. 

Pero creo que, haciendo una evaluación basada estrictamente en datos, se puede señalar que la gestión de esta crisis no ha sido tan positiva como pretenden pintárnosla. En primer lugar, queda claro que la cuarentena ha fracasado ya. El hecho de que cientos de peruanos se hayan echado a los caminos –con todo el riesgo inmenso que esto significa– para regresar a sus lugares de origen, en medio de la desesperación y el caos, es bastante elocuente. Ya no es ni social ni económica ni moralmente sostenible seguir con las medidas de aislamiento estricto. Y, aun si fuera imperativo mantenerlas, una inevitable desobediencia masiva por parte de la población, confrontada con el colapso de sus condiciones de vida, llevaría a una quiebra generalizada del orden social y del principio de autoridad, y a un perjuicio incalculable para las fuerzas armadas y policiales, que ya se encuentran exigidas hasta el límite. La gran mecida del presidente, anunciando fechas de finalización que él mismo sabía que no eran reales y engañando como niños a la población diciendo que “si se portaban bien” todo terminaría en el plazo establecido, se ha tornado absolutamente contraproducente.

En segundo lugar, el escándalo de las llamadas pruebas rápidas se torna cada vez más claramente siniestro. Como anunció el doctor Bustamante, la apuesta del régimen por estos exámenes serológicos ha sido un error grave con consecuencias trágicas. Y mientras el mismo ministro Zamora no tenía más remedio que admitir que las pruebas rápidas son “auxiliares”, el presidente Vizcarra se ufanaba cínicamente de que el Perú era el país que hacía más pruebas de toda la región. En esos mismos momentos, los malos diagnósticos provocaban verdaderas tragedias, como en el caso del congresista Glider Ushñahua. 

En tercer lugar, el mismo proceso de la cuarentena estuvo sujeto a medidas contradictorias tomadas a trompicones, que provocaron resultados opuestos, como las aglomeraciones en los mercados y en los bancos, mientras que el culto religioso y la libre circulación de sacerdotes seguía sin autorizarse. El grotesco intento de «quebrar el patriarcado» –en palabras de Farid Matuk– con la cuarentena por sexos es una muestra de hasta qué punto están dispuestos a jugar con la salud de la población para cumplir con sus experimentos de ingeniería social. Ante el nuevo fracaso, Vizcarra echó nuevamente la culpa a la población por seguir cultivando el “machismo”.

Todos conocíamos de las dificultades del Estado peruano para enfrentar este tipo de emergencias, que datan de mucho tiempo atrás. Pero lo que esperábamos era una mayor responsabilidad en el testeo (elemento fundamental en el combate a la pandemia) y mayor respeto a la población, que tiene el derecho a no ser engañada en cadena nacional casi a diario. Los defensores de los papelones vizcarrinos tienden a mostrar el caso de Ecuador como una suerte de ejemplo de lo que nos pasaría si no tuviéramos la suerte de tener un gobierno tan iluminado. Pues para su información –y ateniéndonos solo a los datos oficiales– estamos bastante cerca de alcanzar la cifra de fallecidos de Ecuador. Estamos mucho más cerca de Ecuador que de Chile, Colombia o Argentina. 

Al final, si seguimos este curso fatídico tendremos tanto los malos resultados sanitarios de las cuarentenas mal hechas o tardías como los malos resultados económicos de los lockdowns estrictos. Sea lo que fuere, el Perú tiene derecho a no ser engañado.

César Félix Sánchez
22 de abril del 2020

NOTICIAS RELACIONADAS >

Nuevas tendencias en la narrativa joven arequipeña

Columnas

Nuevas tendencias en la narrativa joven arequipeña

Basta revisar cualquier feria de libro grande o pequeña en nues...

22 de noviembre
Liberalismo, estatolatría y solidaridad

Columnas

Liberalismo, estatolatría y solidaridad

Ciertos  cultores e ideólogos de la economía libera...

11 de septiembre
Estado de bienestar, estatolatría y totalitarismo

Columnas

Estado de bienestar, estatolatría y totalitarismo

Ante el fracaso más que evidente del socialismo real y de la ec...

05 de septiembre

COMENTARIOS