Raúl Mendoza Cánepa

El coach de pensamiento

Te orienta y entrena para que logres una meta en particular

El coach de pensamiento
Raúl Mendoza Cánepa
26 de enero del 2020


Quizás una de las inquietudes de la psicología moderna es que los problemas se resuelven también de otra manera. Una de las carreras, oficios o (como guste llamarlo) que sobresale hoy es la de
coach, esa que te orienta, sigue y entrena para que logres una meta en particular. El coach ontológico procura el cambio que una persona persigue. Existen certificaciones y, desde luego, también informalidad; por lo que no es difícil perderse en los laberintos de la charlatanería. Pero también ocurre que hay algunos que tienen la habilidad de transformar, como los alquimistas, cualquier metal en oro. ¿Cómo lo hacen?

Se habla del manejo del lenguaje y de la escucha, se habla que cambiar la realidad de una persona pasa por cambiar su enfoque. Winston Churchill decía que no es la suerte la que cambia el ánimo de las personas, sino que es el ánimo el que cambia la suerte. Desde allí solo corrió hacia arriba. Pareciera que no existe una noción que separe el coaching de la psicología, pero ¿qué necesitan las personas realmente?

Durante un ciclo de mi vida (había culminado repentinamente mi paso por una empresa) las obligaciones me apuraron a buscar otro empleo, porque los hijos pequeños no aguardan y la paciencia no da de comer. En medio de una búsqueda vertiginosa, que quebraba el espíritu, descubrí que no era la realidad la que debía influir en mi interior, sino mi interior en mi realidad. Estudié algunos temas milenarios que no creí que llegaría a estudiar y descubrí que lo que proyectamos desde la mente puede cambiar la vida más rápida y eficazmente que cien sesiones de terapia. Decidí imaginar aquello que quería y darlo por hecho como si estuviera observando con el ojo de mi mente aquello que quería para mí. Y en efecto, las situaciones se fueron dando.

Goethe se refería al genio, poder y magia que llevamos dentro ¿Puede cambiar el hombre su realidad solo con una técnica de visualización y fe? ¿Imaginar vívidamente una escena y darla por hecho la producirá? Lo que para unos es superchería, puede ser una realidad para esos crédulos que han comprobado que la fe produce milagros. Lo narró Helene Hadsell, que desde la década del cincuenta en Estados Unidos, comenzó a ganar todos los sorteos en los que participaba con dos herramientas: visualización y fe. 

Estar “parados” un tiempo nos puede perder en el ocio infructuoso o llevarnos a descubrir conocimientos extraños, metafísicos. Fue así como un personaje cercano, tan crédulo como yo, escuchó lo que tenía que decirle en lo que llamo “mi primera experiencia de coach… o de charlatán”. Tras la teoría vino la práctica y sus técnicas, el personaje comenzó a encontrar billetes, monedas y objetos en las calles. La aventura se inició por lo más simple. Una racha de hallazgos y el logro de algunas metas importantes lo llevó a confiar tanto que me propuso escribir un libro que colgué en Amazon con el rubor de haber desertado de la intelectualidad. Entre mis novelas y poesía, el libraco sobre el poder de la mente me descubrió que lo que más busca la gente es esperanza y milagros. De hecho es el que más vende en tres idiomas.

Aunque él me trató de convencer para formar públicos, alquilar salas, exponer, decidí sostener esa poca de reputación que me alcanza. No obstante, muchos objetivos propios se solidificaron. El escepticismo, la resignación, el miedo y la incertidumbre son mal abono en un mundo que formamos con nuestra actitud y nuestro pensamiento, pero también con nuestras palabras ¿Cuántas veces has dicho que tu vida es mala, fortaleciendo esa realidad con tu afirmación? ¿Cuántas veces has pensado y verbalizado que eres un inepto hasta convertirte finalmente en un inepto? ¿Has escuchado del efecto Pigmalión? ¿No crees que tus pensamientos o las palabras que dices a menudo influyen en eso que llamas tu buena o mala suerte? Maldice una planta y la verás secar, bendícela y florecerá. Nunca esperes los cambios fuera de ti, es tu mundo el que se transformará contigo. Y no lo intentes al revés, lo podrías lamentar.

Raúl Mendoza Cánepa
26 de enero del 2020

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