Carlos Adrianzén

El carísimo Evo

El final del crecimiento económico boliviano

El carísimo Evo
Carlos Adrianzén
23 de mayo del 2023


Este es un artículo muy sencillo. Se estructura sobre las reflexiones que despiertan cinco gráficos sobre la marcha económica reciente de la economía boliviana. Una nación entrañable históricamente para nosotros los peruanos. Entrañable, aunque muy diferente. Son mediterráneos y los caracteriza tanto su belleza geográfica cuanto el recurrente estancamiento económico que la sella. En español simple, el nivel de desarrollo económico boliviano nunca se ha acercado siquiera al promedio regional.

A pesar de esto, Bolivia –de cuando en cuando– ha sido generosamente referida como un caso de éxito. En las últimas dos décadas, mayoritariamente bajo la gestión del autócrata Morales, no faltaron quienes destacaron los logros del mal llamado milagro bolivariano en los andes. Resulta más que exagerado señalar como un referente de buen manejo a una nación que –como pico histórico de las últimas seis décadas– ha bordeado apenas el 5% del producto por persona de un estadounidense.

La gestión de Evo Morales ha venido recibiendo dos grandes bonos desde el exterior. Excelentes términos de intercambio y excelente prensa. Y bajo este último rubro ingresó la publicación multilateral de ciertos índices de desarrollo (humano) que observan algunas inconsistencias muy abultadas. 

Sí, estimado lector, mientras el producto por persona de un boliviano roza el 5% del de un norteamericano, su llamado índice de Desarrollo Humano, publicado por Naciones Unidas, lo ubica como una nación de desarrollo alto con cerca del 70% del valor registrado para EE. UU. en el mismo periodo.

Es justamente a raíz de este sesgo que escribo estas líneas. La gestión de Morales y sus socios (dentro y fuera del altiplano) no solo ubica globalmente a Bolivia entre las naciones perdedoras –con valores muy deteriorados en términos de corrupción burocrática (tanto para Transparencia Internacional como para el Banco Mundial) o libertades Políticas y Económicas– sino que cuesta. Morales ha sido costosísimo o carísimo para los bolivianos. Ha implicado el regreso a un escenario de mayores subdesarrollo e inestabilidad macro.

A pesar de esto, aquí buscamos enfocar el cuadro boliviano en forma sucinta. Simplemente lo enfocaremos a modo de un recordaris en medio de una discusión altamente ideologizada sobre lo deseable. Las frases atribuidas al dictador Chávez (“la riqueza es mala”), el exguerrillero Petro (“cuando los pobres dejan de serlo se vuelven de derecha”) o el penoso AMLO (“la Corrupción burocrática es posible fuente de financiamiento para el pueblo”) no son casualidad. Son parte de la imposición ideológica que algunos etiquetan como la difusión de la posverdad.

Y es por ello que la simplicidad es clave. Así, las cosas los gráficos resultan una herramienta muy poderosa en esta dirección. Son evidencia palmaria. Por ejemplo, el primer gráfico (Uno) es virtualmente evidente. El tan destacado crecimiento económico boliviano bajo el régimen bolivariano acabó, en medio de sus contradicciones y a pesar de los excelentes precios externos recibidos.

Un punto aparentemente contradictorio en esta secuela lo muestra la evolución de la inflación boliviana pospandemia. La interrogante aquí para por la necesidad de evaluar la calidad de las estadísticas bajo un régimen caracterizado –justamente– por el debilitamiento de sus instituciones.

Desde el punto de vista del uso de herramientas de demanda (evoluciones de las brecha fiscal y externa) resultan evidencia del deterioro económico. Conforme la economía se va enfriando los recursos fiscales se comprimen, implacablemente.

Con desequilibrios abiertos la solidez y reservas de la economía se vuelven la “madre del Cordero” y lo subsecuente, usualmente implica la pérdida de la inestabilidad nominal. Hoy Bolivia no es la excepción.

Si ponderamos cuidadosamente los gráficos Tres y Cuatro, el último describe el sello económico actual. Olivia se hunda económicamente. Se va quedando atrás, frente a los países desarrollados y al promedio del planeta.

Lo que ha implicado el estilo político de Morales ha llevado a Bolivia –otra vez– hacia menores niveles de desarrollo e inestabilidad macroeconómica. Aquí hablan las cifras. Obviar esto solo implica mayores deterioros en el futuro boliviano. 

Las creencias o las simpatías ideológicas salen sobrando.

Carlos Adrianzén
23 de mayo del 2023

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