Javier Bravo Villaran

Deleznables sofismas

Para justificar las arbitrariedades del Ejecutivo

Deleznables sofismas
Javier Bravo Villaran
28 de agosto del 2019

 

La vida de nuestra nación no ha encontrado la respuesta que la sociedad esperaba en este siglo. Luego de los diecinueve años continuos de gobiernos democráticamente elegidos, en cada período presidencial se han apreciado diferentes expresiones de la degradación de nuestra clase dirigente. Gran parte de esa clase dirigente se suponía que eran los adalides de la decencia y la democracia que, bajo un esquema de seguridad integral y autoridad, crearían mejores condiciones para el desarrollo socio económico del país, controlando el orden interno, privilegiando la separación de poderes y la institucionalidad, e incentivando la inversión privada nacional y extranjera.

Infelizmente el devenir de los hechos demuestra que estamos ante una crisis endémica, que atraviesa a los poderes del Estado sin excepción, y que incluye a parte del empresariado y de otras entidades de la sociedad civil. Particularmente a las denominadas organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas a la defensa de delincuentes terroristas, a pretender implantar la “ideología de género”, el aborto y a suplantar nuestra cultura occidental y mestiza por otra derivada del marxismo cultural, en la línea que inicialmente concibió el italiano Antonio Gramsci a inicios del siglo XX. 

El timorato manejo del país ejercido por las autoridades competentes de los poderes públicos, así como la corrupción generalizada, son factores preponderantes del acelerado deterioro del país. Un deterioro evidenciado por la degeneración de la democracia, que se encuentra al borde de la oclocracia, situación sustentada por la pérdida de institucionalidad y autoridad, por la inseguridad ciudadana, el desgaste de la economía y la caída de la inversión, así como la permisividad a acciones violentas e ilegales originadas por intereses de grupos localistas a lo largo de todo el Perú. estas acciones han llegado a nivel de complot con autoridades de alta jerarquía que apoyan a esos grupos en sus perversos fines, lo cual afecta sustantivamente la economía y atenta contra el Estado de derecho del país en todo su contexto.. 

La deleznable actitud asumida por el Gobierno central y sus aliados —principalmente en el presente año y en lo referente al manejo de la crisis política, social, económica y de seguridad que vivimos— lo ha llevado al uso cada vez más frecuente de sofismas para justificar sus decisiones. Esto está creando una sensación de desgobierno por la falta de coherencia, creatividad y firmeza, lo cual afecta seriamente la vida de los ciudadanos, el prestigio del país en el exterior y evidencia no solo incapacidad para gobernar, sino también la vocación de no actuar en el marco de la Constitución Política del Estado. Además, actúa por encima de la legalidad para aplicar equivocadas fórmulas de solución, de acuerdo a la visión propia , desechando una herramienta esencial de toda democracia: el diálogo real y fluido con objetivos firmes debidamente agendados (no el que se usa mediáticamente). 

Ustedes, señores gobernantes, no son ningunos iluminados ni están por encima de los ciudadanos que tenemos el deber y el derecho de exigirles actuar en el marco de la constitución y las leyes, respetando la separación de poderes y la institucionalidad, actuando con firmeza y energía en defensa de nuestra cultura occidental y mestiza. Y no en función a visiones marxistas ni a intereses de grupos de poder manejados por la corrupción nacional e internacional, algunos de los cuales crean crisis con visión de futuro para luego tomar ellos nuestras riquezas naturales del suelo y subsuelo desvalorizados como producto de la anomia existente. Obviamente este escenario es aprovechado por el aparato legal de la extrema izquierda para sus protervos fines y por el cada vez más visible movimiento secesionista que está emergiendo peligrosamente. 

A los peruanos nos toca, al igual que hicimos a fines del siglo pasado, en que vencimos a los delincuentes terroristas, derrotar a las personas y organizaciones que desean debilitar la estructura constitucional y legal del país, neutralizar la identidad nacional e implantar un modelo que va contra la familia y nuestras ancestrales creencias.

 

Javier Bravo Villaran
28 de agosto del 2019

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