Eduardo Zapata

Así no, señor Vizcarra

Sin cuadros ni operadores reales, aislado en su mediocridad

Así no, señor Vizcarra
Eduardo Zapata
16 de agosto del 2018

 

Puede parecer un siglo. Pero fue en este mismo período constitucional. Hace escasamente año y medio. Nuestros heroicos bomberos eran visualizados con las carencias de siempre. El señor PPK andaba ya muy mal en las encuestas. Y he ahí que —en el contexto de la desgracia del Norte— la señora Nancy Lange convoca prensa para “aparecer” como la “salvadora” de las carencias aludidas.

El resultado fue inmediato. De dígitos paupérrimos nuestro ex Presidente levantó su popularidad. No sabemos si su esposa o él pensaban en grandes programas de ayuda para los bomberos o acaso era un lobby más. Pero el pueblo sintonizó con una noble causa. ¡Sube, sube, PPK!

Sabemos que las mangueras siguen rotas, no hay equipamiento, las botas siguen en estado lamentable y que hay una institución —ahora regida por una pomposa Intendencia— que no puede gastar ni la mitad de lo presupuestalmente asignado. Y los equipamientos insuficientes, obsoletos y raídos siguen allí.

La reconstrucción del Norte pudo ser un norte de gobernabilidad con apoyo popular. Por celos, el señor Nieto —figura líder de la primera urgencia— fue desplazado. Se evanesció rápido el apoyo popular, pues el programa carecía de sostenibilidad. Y ya sabemos lo que ha venido pasando hasta hoy.

Ahora hay en el gobierno otra gente del mismo partido. Partido muy partido, por cierto. Y ante el clamor popular desatado por audios claramente filtrados por alguien con fines políticos específicos se le presenta esta vez al Presidente la ocasión de trepar en su popularidad y arrinconar a quien se oponga a sus oclocráticas medidas. Sangre para los leones. Tal como lo decía Umberto Eco: “Desde que el mundo es mundo, las turbas han amado el circo”.

Y claro que —lo advertíamos aquí hace tiempo— las voces engoladas de jueces y abogados y sus fallos siempre “oportunos” revelaban la podredumbre sufrida sobre todo por el hombre de a pie que litiga día a día sin fin.    

Entonces —asesorado por sus imaginarios asesores de imagen— opta Vizcarra por dejar de ser el provinciano cauto y prudente para convertirse en el Capitán América, que solo salva en las tiras cómicas y alguna mala película. Con propuestas incoherentes, llenas de contradicciones ya analizadas por especialistas constitucionales. Pero formuladas ahora no por la “notable y desinteresada Nancy”, sino por una junta de “notables”. Casi los mismos notorios —salvo excepciones— que construyeron este aparato corrupto desde los noventas. Personas y universidades.

Y emplaza. Con fechas. Pecha. Agrava lo que ya es una situación popular desbordada. Pero no importa. Tal vez un respiro y un eventual plebiscito delivery den el oxígeno para seguir sobreviviendo.

Lamentablemente no será así. Sin cuadros ni operadores reales, aislado en sus buenas intenciones o mediocridad, sus propuestas no hallarán más que el aplauso proveniente de los mismos: los hacedores de las reformas, su aparato mediático, los empresarios y los aventureros de siempre de la política.

Ganó supervivencia y rating, pero sigue perdiendo un país.

¿Cómo es la nuez, señor Vizcarra? Sigue siendo la pregunta de fondo. Expresión dicha por un personaje evaporado por los medios, pero cuyas palabras sí eran y son reveladoras.

 

Eduardo Zapata
16 de agosto del 2018

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