Jorge Varela
Anti y neoliberalismo según Han
¿El capitalismo implosionará por su propia contradicción fundacional?
Según el filósofo surcoreano-alemán Byung-Chul Han, “vivimos en un régimen despótico neoliberal que explota la libertad… La ilimitada libertad individual que nos propone el neoliberalismo no es más que una ilusión. El legado del liberalismo ha sido el vacío. Ya no tenemos valores ni ideales con que llenarlo” (discurso al recibir el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025).
El autor de La sociedad del cansancio se ha convertido en el tábano socrático que pica y causa irritación –así lo ha declarado– y se siente cómodo con este rol de crítico tenaz, sin padecer síntomas de fatiga. Su último discurso en Oviedo (España) es un resumen impactante de su pensamiento activo y la confirmación de varios de sus análisis anteriores. En la tarea de desgastar al neoliberalismo contemporáneo y describir determinados aspectos de su desarrollo evolutivo, no exhibe hasta ahora indicios notorios de cansancio; desconociendo curiosamente para sí la existencia de un séptimo día sagrado, ‘un tiempo sin trabajo, un tiempo de juego’.
Han ha demostrado su talento al desmenuzar la teoría hegeliana del poder y deslizarse por la concepción de Heidegger, como base para fundamentar el contenido de sus propias ideas, algunas de las cuales debieran ser reactualizadas.
Su pronóstico reciente
Días antes de su premiación aseguró que el capitalismo implosionará por su propia contradicción fundacional al devorar las fuerzas que lo originaron, y confía en que la sociedad será capaz de encontrar otra forma de convivencia para una vida mejor. Sin duda uno de los momentos esclarecedores de su intervención fue aquel en el cual –citando a Alexis de Tocqueville–, enfatiza que la democracia no se sostiene solo con procedimientos formales como elecciones e instituciones, sino que necesita de las “costumbres y virtudes de los ciudadanos”: responsabilidad común, confianza, amistad y sobre todo, respeto”.
Si Francis Fukuyama pronosticó el fin de la historia, Han no quiere quedarse atrás: se ha atrevido a anticipar la muerte del capitalismo. Es probable que los grandes centros financieros estatales y empresariales, incluidos los de Beijing, simulen estar sordos y los del resto del mundo hagan como que ni siquiera le han escuchado, debido a la estridencia de las bolsas de valores y a la vibración acústica proveniente de los aparatos tecnológicos electrónicos.
En época de convulsión
A propósito de virtudes humanas, su reconocida amabilidad oriental pareciera haberse atenuado durante los años de estadía en Occidente. Es posible que haya olvidado esa bella reflexión del citado discurso: “ser amable significa sobre todo no actuar des-mesuradamente”, una remembranza del poema de Hölderlin “En el amable azul”, parte de su estudio sobre la visión de Heidegger acerca del poder y la amabilidad. (en “Hegel y el poder”)
En fin, en épocas de convulsión es cada vez más difícil encontrar mesura y ponderación. Aunque muchos dirán: pero, ¿por qué tendría que comportarse especialmente amable con el capitalismo liberal?, si ahora ha surgido otra alternativa: la opción del capitalismo total-autoritario en lugares impensados, -no previstos-, de Oriente: Japón, China, Corea del Sur.
Hace algunos años
El galardonado de 2025 ha endurecido su posición acerca del neoliberalismo. Antes decía en tono suave que: “es importante distinguir entre el poder que postula y el poder que preserva”. Al estudiar el sistema neoliberal sostenía que “el marxismo ha tenido dificultades para enfrentarlo”. También agregaba desde su punto de vista, que “el poder de preservación del sistema (neoliberal) ya no funciona a través de la represión, sino a través de la seducción”. La revolución para terminar con su hegemonía ya no es posible hoy.
Byung-Chul Han afirmaba hace dos años que el poder (de preservación) que mantiene al sistema, se caracteriza por asumir una apariencia “inteligente” y amigable”. “Al hacerlo se vuelve invisible e inexpugnable”.
El círculo antineoliberal se pilla la cola
Después de escucharle y leerle, varios devotos que comparten su enfoque están pensando cómo conseguir que algún organismo internacional, entidad de naturaleza universitaria reconocida mundialmente o corporación económica multinacional, establezca entre sus finalidades culturales prioritarias el otorgamiento, año a año, de un gran Premio de Filosofía equivalente al Nobel. Mientras otros, tan escépticos como recelosos, esperan que se desate la inevitable pugna entre aquellos postulantes y aspirantes a dicho galardón singular.
Con un incentivo de tal característica, ¿cuántos académicos más, de aquellos que se han propuesto enterrar al neoliberalismo, continuarán apostando por la ruina del capitalismo liberal? Esta es precisamente, la tremenda paradoja del capitalismo moderno: destacar y premiar a sus ilustres detractores. Es el juego perverso de “tú me atacas, yo te destaco”. Y te premio por eso.
















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