Jose Antonio Torres
América Latina y Estados Unidos en el tiempo
Bajo el liderazgo de Trump se reforzará la lucha por la libertad en América Latina
Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina a lo largo del tiempo han tenido diversas etapas. En el siglo XIX Estados Unidos, haciendo uso de la fuerza, logró ampliar su territorio en desmedro de México. En el siglo XX las garras del imperialismo yanqui se expresaron con invasiones a países de Centroamérica y del Caribe. La inauguración del Canal de Panamá en 1914 se consumó luego del establecimiento de un nuevo Estado, forjado sobre la base de la escisión de territorio colombiano. Estados Unidos tuvo que lidiar con la Revolución mexicana agrarista y antiimperialista que puso fin a la dictadura de Porfirio Díaz.
En 1924, Víctor Raúl Haya de la Torre funda en México, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) con un claro discurso antiimperialista e integracionista, más aún en su Programa Máximo propone la internacionalización del Canal de Panamá. Por su parte la Revolución Cubana desafió el poder norteamericano en un inicio, hipotecando Fidel Castro tiempo después, Cuba a las garras de la URSS. La crisis de los misiles en 1962, puso en vilo a la humanidad. En el gobierno fallido de la Unidad Popular y Salvador Allende en Chile, no cabe duda que intervino el Departamento de Estado.
Las dictaduras militares de diferente signo político, ejercieron el poder en Chile, Perú, Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay entre la década de los sesenta y ochenta del siglo pasado. El gobierno del presidente Carter respaldó los procesos de democratización en América Latina. Con el presidente Reagan se endureció la línea anticomunista, tanto en Centroamérica como en Sudamérica. Durante la administración Clinton se inicia una etapa nueva en las relaciones con América Latina, planteándose la Iniciativa para las Américas y suscribiéndose el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México.
El ALCA, impulsado durante la administración Bush fracasó ante la oposición liderada por Hugo Chávez. Desde el Foro de Sao Paulo liderado por Lula Da Silva, desde la Habana y desde el gobierno de Venezuela, se lanza como propuesta política, el llamado "socialismo del siglo XXI".
Una agónica Revolución Cubana, encontró en Hugo Chávez el apoyo financiero, que le hacía falta luego de la disolución de la URSS en 1991. Cuba sobrevivió dando asesoría política y de inteligencia al gobierno de Venezuela, bajo las llamadas "misiones" Cuba fue adoctrinando a los militantes chavistas, embriagados de poder y con millones de dólares para "regalar y gastar" con un precio de petróleo por encima de los 150 dólares el barril. Por un lado Cuba y Venezuela estrechamente ligadas con un discurso "antiimperialista", por otro lado en Brasil, el Partido de los Trabajadores llega al gobierno en el 2002, Evo Morales y el MAS gobiernan Bolivia y Rafael Correa impulsa su "Revolución Ciudadana" en Ecuador. El sandinismo regresa al gobierno en Nicaragua y López Obrador gobierna México. Se forja el "Grupo de Puebla", luego de conocerse los alcances de la "trama de Odebrecht" y el papel de tutor cumplido por Lula Da Silva.
Ante este nuevo escenario, la administración Obama trató de acercarse al gobierno de Cuba, cuando aún vivía Fidel Castro. La actitud complaciente del partido Demócrata frente a las tiranías se pone de manifiesto. La administración Trump endurece su política contra la dictadura de Nicolás Maduro. Ni la muerte de Hugo Chávez, ni la desaparición de Fidel Castro representaron un cambio político. Nicolás Maduro es un operador político de la Habana, que ha perpetrado un fraude el pasado 28 de julio.
El gobierno de Joe Biden y de Kamala Harris, levantaron parte de las sanciones impuestas a Venezuela por la administración Trump, alentaron los Acuerdos de Barbados y dieron libertad a personas cercanas al gobierno de Caracas, que estaban siendo procesadas en los Estados Unidos.
La contundente victoria de Donald Trump, pone de manifiesto cómo el partido Demócrata se ha ido alejando de sus tradicionales electores a lo largo y ancho del país. Kamala Harris sin habilidades políticas y comunicacionales, nunca fue capaz de explicar qué alternativas proponía en materia de reducción de la inflación, generación de empleo, crisis migratoria y seguridad internacional.
El partido Demócrata es el vocero de la agenda globalista de las Naciones Unidas, persiste en defender las causas de las llamadas minorías, olvidando que el electorado norteamericano está formado por los electores de las grandes ciudades, de las ciudades intermedias y de las zonas rurales del país. En los Estados Unidos el voto no es obligatorio, pero ante la polarización política en curso, se ha observado la gran movilización de electores que tradicionalmente no asisten a votar. Kamala Harris trató siempre de victimizarse, resaltar su condición de mujer, poner de relieve sus raíces étnicas, levantando las banderas del derecho al aborto en especial. Harris contó con grandes fondos en su campaña electoral y se valió de figuras del cine, el arte y la música para tratar de ganar adhesiones entre los jóvenes, los afroamericanos y los hispanos.
Donald Trump logró lo que para sus detractores era virtualmente imposible. A lo largo de los últimos años, los cargos e imputaciones en su contra, lo convirtieron en protagonista de la política norteamericana y a la vez hicieron posible que ganara mayores adhesiones entre los electores republicanos. Su discurso alejado de los tecnicismos y academicismos, fue sumando voluntades, levantó la autoestima nacional, resaltó los valores tradicionales de la familia, habló de reducción de impuestos, de recuperar empleos en el sector industrial, de frenar la migración ilegal. Donald Trump es crítico de la Agenda de Naciones Unidas 2030, del globalismo y del progresismo neomarxista que marca la línea política de las élites norteamericanas. Trump supo convencer o en su defecto fue la mejor opción frente a la candidata de un partido, como el Demócrata marcado por un discurso con rasgos de intolerancia y alejado de las aspiraciones de un amplio sector del país.
La victoria de Trump, desde la perspectiva de América Latina, refuerza la línea de acción de gobiernos como el de Javier Milei en Argentina. Bajo el liderazgo de Donald Trump y del anunciado Secretario de Estado, Marco Rubio, se espera que se refuerce la lucha por la libertad en América Latina. Nicolás Maduro, Díaz Canel y Daniel Ortega esperaban la victoria de Kamala Harris, al igual que el Gobierno de México presidido por Claudia Sheinbaum. La lucha por la libertad, exige la movilización de los pueblos. América Latina no debe ceder en su lucha por la libertad y el fin de las tiranías.
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