Eduardo Zapata

Acuña, PPK y la idea de universidad

Acuña, PPK y la idea de universidad
Eduardo Zapata
15 de octubre del 2015

Sobre la educación universitaria mal utilizada con fines proselitistas

Desde hace meses, un spot de televisión nos mostraba al señor César Acuña hablando ante un auditorio de estudiantes de su universidad. Y aquel spot –repetido incesantemente- finalizaba con la expresión “esto no se trata de mí, se trata de ustedes”.

En la pieza publicitaria aludida, Acuña trataba de posicionar su lucha y sus ideales en torno a la educación –utilizando el tópico de la falsa modestia, pues de la nada había logrado ser lo que es- para alentar a los estudiantes a seguir sus pasos. Supuestamente en el emprendimiento.

Hoy –anunciada su candidatura presidencial- comprobamos que no eran tan ciertas sus palabras. Más bien, en aras de la transparencia, debió decir “esto se trata de mí, no se trata de ustedes”. Porque el spot buscaba posicionarlo a él como emprendedor y educador ante una juventud y unas familias ávidas de educación, que eran finalmente arengadas para seguir los pasos no del emprendedor o del educador sino del candidato presidencial. El “somos una raza distinta” tenía más connotaciones de masa crítica electoral cautiva que de honesto compromiso con el emprendimiento y la educación.

Porque, digámoslo con claridad, su universidad fue, desde un inicio, la creación de un partido político que bajo el disfraz de la educación no solo se autosostiene, sino iba generando dividendos políticos y económicos. El simple hecho de que el señor Acuña se vanaglorie de que no ha leído un libro en su vida y que sin embargo preside una universidad, revela ya que el emprendimiento no transitaba por una auténtica preocupación educativa, sino por un interés político y comercial.

Se trata de una institución que paga a sus profesores menos de veinte soles la hora dictada. Por esa suma es imposible contar con una plana docente de calidad. Se trata de una institución que ofrece títulos profesionales –licenciaturas- convalidando estudios técnicos con el simple requisito de “cursar” ¡un año académico! con clases presenciales solo tres sábados por mes y una clasecita virtual un sábado para completar el mes. Se trata de una institución, en fin, que está envileciendo títulos profesionales y grados académicos.

No es la única universidad que está transitando estos pasos, por cierto. De la condición universitaria actual en el Perú nos ocuparemos en otros artículos. Pero nos centramos aquí en esta institución -formalmente educativa- porque es la única claramente constituida como proyecto político.

En una conferencia magistral, Pedro Pablo Kuczynski dijo: “La Universidad César Vallejo de Lima Norte tiene 25 mil alumnos. ¿Cuántos tenía años atrás? ¡Eso es crecimiento!”.

Alarma que el señor Kuczynski tenga ese concepto de la educación. Donde crecer ofertando no importa qué ni cómo resulta para él un ejemplo de emprendimiento y crecimiento. Pareciese, en todo caso, que está confundiendo universidad con cualquier fábrica de productos seriados. Y en el ámbito universitario no basta con mejorar líneas de producción, sino que es necesario contar con profesores idóneos. Y no se consiguen por veinte soles.

Concepciones como estas constituyen un delito moral contra la fe pública. Contra la esperanza de miles de jóvenes y familias que quieren superarse. No hay derecho a esquilmar los pocos recursos de sectores emergentes con el pretexto de ofrecer títulos y grados que el mercado laboral habrá de rechazar.

Por: Eduardo Zapata Saldaña

 
Eduardo Zapata
15 de octubre del 2015

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