Superar el desencanto

Los desafíos que le esperan al próximo gobierno

El  2015 fue un año de consolidación de la anomia en la sociedad peruana, la campaña de “chapa tu choro y mátalo” expresa las emociones más primitivas de una sociedad con ansiedad de orden. Esta campaña alentada por sectores fascistas demuestra la ausencia de elites políticas capaces de conducir y  gobernar el Perú.

El Perú se ha convertido en un lugar para que “Prometeo desencadenado sea capaz de realizar los actos más viles con tal de satisfacer sus propósitos”. La delincuencia no es solo una patología social que tiene causas económicas, sociales y psicológicas, sino que tiene que ver con la conciencia colectiva de la sociedad.

La anomia es una desviación o ruptura de las normas sociales, pero no de las leyes: cuando alguien no respeta las leyes, comete un delito. De esta forma, la anomia es un colapso de gobernabilidad por la incapacidad de gestionar las demandas de la población.

La desesperanza, el desconcierto e incertidumbre política que sobrelleva la población se agrava ante el degradante espectáculo de la clase política. Los peruanos vemos cómo la otrora defensora de los derechos humanos se subordina políticamente a Daniel Urresti, procesado por el asesinato de un periodista y acusado de haber violado a una campesina con el pretexto de combatir al fujimorismo.

Los peruanos creen que algunos políticos pueden hacer cualquier cosa por tener poder. El caso de Nano Guerra García, es patético. En dos semanas ha sido candidato de dos partidos. Alcaldes asesinados por mafias que se disputan los presupuestos municipales; gobernadores regionales acusados de lavado de activos, configuran una situación de extrema gravedad.

Una campaña de tránsfugas o políticos contratados como el caso de César Acuña; partidos políticos organizados como franquicias empresariales en la que los aportantes son los candidatos al Congreso, son los que impiden ver el real problema del crimen organizado; las bandas del narcotráfico utilizan los helicópteros del ejército en el VRAEM para transportar droga como denuncian los medios de comunicación nacional.

El ex ministro Luis Carranza ha señalado que el gobierno de Humala, fue una oportunidad perdida; que el empleo solo creció 2%; que el consumo privado disminuyó 3%; que la inversión pública en el 2015 cayó en 12%; que el gobierno juega al gran bonetón culpando a los gobernadores regionales que no tienen capacidad de gasto.

Algo más grave, Carranza, señala que se han comprado armas por aproximadamente 2800 millones de soles como “secreto de estado”; que la planilla estatal creció más del 12% violando la ley de responsabilidad fiscal; que el programa beca 18 tiene un presupuesto de 1000 millones de soles y las universidades públicas solo tienen 1500 millones de soles. Y que la reducción de la pobreza en este quinquenio humalista es muy baja y que le costará mucho al gobierno recuperar el tiempo perdido.

El próximo gobierno, sea cual sea el candidato elegido, tendrá la inmensa tarea de unir a los peruanos, de pactar políticamente para solucionar la demanda histórica de 10 millones de peruanos que no tienen agua ni desagüe, del 82% de agricultores peruanos que no tienen acceso al crédito, de millones que reclaman títulos de propiedad. Las demandas son infinitas.

El Perú tiene enormes dificultades, el reto está en vencer el desencanto en la política. Se requiere un pacto por el crecimiento y la institucionalidad democrática. No hay otro camino.

Por: Tino Santander Joo