Cesar Gutierrez
Necesidad de conectar Iquitos al sistema eléctrico nacional
Superar apagones representará un costo oneroso para los consumidores
En las últimas semanas se han producido airadas protestas de los pobladores de la ciudad de Iquitos por los continuos y prolongados cortes del suministro de electricidad, a cargo de la estatal Electro Oriente S.A. (ELOR). La incapacidad e indolencia gubernamental ha devenido en esta crisis cuya solución de corto plazo tendrá un impacto económico en 8.4 millones de hogares que forman parte del Sistema Eléctrico Nacional (SEIN).
Desde la comodidad sanisidrina de las oficinas del holding Fonafe se miran cifras en el papel, el mundo ideal donde todo encaja. La demanda actual de la ciudad de Iquitos es de 70 Megavatios (MW). La capacidad instalada actual y la oferta teórica asciende a 120 MW, de los cuales 80 MW pertenecen a la empresa Genrent del Perú SAC, que tiene un contrato de suministro hasta el 2037; y por su parte, ELOR cuenta con 40 MW. Sin embargo, ninguna de las dos empresas tiene operativas permanentemente toda su capacidad.
Los estadistas del powerpoint recomiendan serenidad, pues ELOR tiene un contrato con el consorcio de la peruana Novum Solar y la estatal francesa EDF, para la instalación y operación de 100 MW de energía solar. El contrato fue ampliamente volanteado en diciembre del 2021, pero hasta ahora no se convierte en realidad. Pero cuando esto ocurra no será la solución, pues necesitará un respaldo de energía térmica, hoy manifiestamente deficitaria.
El estado actual de la oferta no mejorará, ni por el lado de Genrent ni ELOR. Las unidades de Genrent han mostrado fallas continuamente, y se afirma que las máquinas son usadas y que no están diseñadas para operar a régimen continuo. Adicionalmente, hay un problema contractual: se suponía que en el 2019, el servicio pasaba a ser de reserva, dado que ingresaba en operación la línea de transmisión (LT) Moyobamba-Iquitos. Pero este proyecto fracasó en el intento, ni siquiera pudieron aprobar el Estudio de Impacto Ambiental.
Por el lado de ELOR, su parque generador está conformado por unidades antiguas y nuevas. Las primeras tienen problemas operativos y actualmente el conjunto puede entregar tan solo 20 MW de una capacidad instalada de 20 MW.
El paliativo consiste en contratar generación localizada en la zona, a través de empresas que brindan servicios temporales de energía; en el país existen hasta cuatro multinacionales dedicadas a esta actividad. El costo de la capacidad instalada es el triple que el pagado por los usuarios del SEIN, que al final pagaremos el sobrecosto de la desidia gubernamental.
Por ser Iquitos un sistema aislado, sus máquinas operan con petróleo diésel y/o residual, cuyo costo variable de operación es 10 veces que el de las centrales de gas natural de máxima eficiencia. La normativa del sector establece que los consumidores deberían tener el mismo precio que los del SEIN, para eso se recurre al Fondo de Inclusión Social Energético (FISE), que anualmente en este rubro nos cuesta a los consumidores 47 millones de dólares (MMUS$).
La salida del círculo vicioso se conseguirá con la interconexión de Iquitos con el SEIN. El mejor trazo es el que une Aguaytía con Iquitos; un diseño prolijo que minimiza la deforestación, evita pasar por áreas protegidas y reduce a su mínima expresión el establecimiento de servidumbres en terrenos privados. Se estima que el recorrido será de 700 Km de longitud, y que la inversión será del orden de 1,300 MMUS$, mientras que los costos de operación y mantenimiento anuales serán del orden de 46 MMUS$.
Las cifras señaladas son completamente diferentes a las que propuso la empresa que ganó en junio del 2014 el concurso de la línea Moyobamba - Iquitos, que eran 499 MMUS$ por la construcción y 12.7 MMUS$ por la operación y mantenimiento anual. Los valores actuales corresponden a estudios realizados en el terreno y son reales. La diferencia explica el fracaso de la propuesta del 2014.
Es hora de que desde el Ministerio de Economía y Finanzas promuevan la interconexión a través de Proinversión. Más allá de la politización de la justicia hay un mundo real que necesita soluciones.
COMENTARIOS