Los alpaqueros de Huancavelica

Huancavelica es una de las regiones más pobres del Perú. ¿Por qué, si los huancavelicanos son un pueblo emprendedor que cuenta con ingentes recursos naturales (acuicultura, minería y camélidos, entre otros)? La respuesta es simple: la clase política huancavelicana no ve la realidad ni las soluciones que están a la mano. Huancavelica expresa la esquizofrenia nacional. Una región que puede ser una de las más prósperas del Perú, languidece en la miseria y el resentimiento.

Converse con Rómulo Quispe y Domingo Ancassi, presidente y dirigente de la Cooperativa Alpaquera de los Andes Centrales, de Huancavelica, y fueron muy claros: “Los gobiernos municipales y regional no han priorizado la industria alpaquera y solo se han dedicado a sembrar cemento. Somos 210,000 familias que trabajamos en la industria alpaquera en Huancavelica, Castrovirreyna, Huaytará y Angaraes y podemos ser la industria promueva el empleo en nuestra región”. La clase política huancavelicana está tan ciega como la limeña.

La industria alpaquera depende del costo de la fibra de lana, que es fluctuante en el mercado internacional, y necesita organización empresarial para promover sus productos en el mundo. El Estado brilla por su ausencia en este sector clave de la economía nacional. La pandemia del Covid-19 está agudizando la crisis, y debido a las erradas políticas de aislamiento social los alpaqueros están en condiciones de extrema pobreza.

Los gremios alpaqueros de la región están desarticulados. El incremento de la pobreza, la falta de innovación tecnológica, la ineficiente infraestructura productiva, hídrica, el deterioro del medio ambiente, la migración y la pésima infraestructura vial son los factores que cada día se acumulan y pueden dar origen a un conflicto social que movilice iracundamente a los alpaqueros de Puno, Ayacucho, Cusco y Huancavelica. Un conflicto que remecerá todo el país.

Debido a la pandemia, el cierre de ferias itinerantes agravó la crisis del sector. Sin embargo, las familias alpaqueras nunca paralizaron la crianza y producción, a pesar de las limitaciones y de los precios altos de la canasta básica. Los mendicantes bonos del Gobierno no acaban con la pobreza, que se ha incrementado. Los alpaqueros no quieren bonos, sino políticas que les permitan desarrollarse como industria nacional.

La Dirección Regional de Salud (Diresa) informa que retornaron aproximadamente 22,581 personas a Huancavelica, y 11,161 de ellas (49.4%) fueron a comunidades alpaqueras. Se trata mayoritariamente de jóvenes que volvieron hacia sus lugares de origen, o sea a sus estancias y predios, que en algunos casos se quedaron ya en sus comunidades y otros emigraron nuevamente a la costa. La mortalidad por COVID en las comunidades alpaqueras se estima que fue de 30% de los 2,000 fallecidos en la región. 

Huancavelica tiene una producción de 1,400 toneladas métricas de lana de alpaca, con una población de 321,254 alpacas, aproximadamente. La crisis económica viene desde el 2018 debido a la caída de los precios de la fibra de alpaca de S/ 12.00 a S/ 9.00; y el precio de la carne bajó de S/ 8.00 a S/ 6.00. Actualmente, el precio de la fibra en la ciudad de Huancavelica está en S/ 12.50, que no cubre los costos de producción, ante el alza de precios de los productos de primera necesidad. 

La crisis se agrava y miles de familias están desesperadas. Mientras tanto el presidente de la República está envuelto en investigaciones sobre corrupción y el Congreso continúa con sus viejos problemas. La insurgencia democrática para reconstruir el país sigue creciendo cada día, y miles de familias alpaqueras estarán en primera fila para sacar al Perú de la miseria y del atraso.