¿Qué país queremos?

Reflexiones sobre la resistencia a los cambios que conlleva la modernidad. 

A fines de los años 80 llegaron los primeros teléfonos celulares al Perú. Por entonces la señal no tenía cobertura nacional, era muy limitada para algunas zonas de la ciudad y solo algunos podían acceder a ellos porque su costo era muy elevado. Previo a ello, existían la Compañía Peruana de Teléfonos y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, ninguna era eficiente y sus señales NO eran garantía para una comunicación adecuada. 

También, en aquel tiempo, cuando ocurría un huayco o deslizamiento de alguna montaña, o algún río decidía caprichosamente abandonar su cauce, desbordándose como consecuencia de las mayores precipitaciones pluviales que suelen producirse en la temporada veraniega, afectando a muchos compatriotas, y quedaban aisladas algunas localidades, sus autoridades debían caminar a pie o a lomo de bestia hasta alcanzar alguna localidad que contase con radio o teléfono para desde allí clamar por ayuda para sus pobladores. 

¿Qué ha cambiado desde entonces? 

En la actualidad, los sistemas de comunicación han mejorado sustantivamente, tanto que el número de celulares y teléfonos fijos activos sobrepasa al de pobladores del país. No obstante, hoy se vuelven a presentar ciertas limitaciones en el servicio, pero no por carencia del mismo, sino por saturación de llamadas.  ¿Existe una solución? Sí, colocar un mayor número de antenas de telefonía para brindar un servicio más eficiente.  Sin embargo, cada vez con más frecuencia, grupos de pobladores se oponen a la instalación de las antenas argumentando que podrían ocasionar ciertas enfermedades. De ser así, ¿los países desarrollados las seguirían instalando?, seguro que no. 

Por un lado anhelamos disfrutar de la calidad de la infraestructura, servicios públicos, etc., de los países desarrollados; y por otro lado pareciera que quisiéramos alcanzar el bienestar sin cambiar nada, ¡eso es imposible!. Por ejemplo, desde que Wilhelm Conrad Röntgen descubrió los Rayos X (radiación electromagnética), en 1895, la calidad de los diagnósticos para determinar afecciones pulmonares, fracturas de los huesos, etc. mejoró notablemente y ha servido de gran ayuda para los médicos  No obstante, las instalaciones que requiere un aparato de Rayos X deben cumplir ciertas normas. Eso es precisamente lo que ocurre con las antenas y con cualquier otro servicio, el cumplimento de los estándares garantizan la no afectación de las personas. 

Caso similar sucede con la generación de energía eléctrica, la cual es indispensable para brindarnos mayor seguridad en las noches, poder dedicarle más horas al estudio, la atención y cuidado de la salud,  la conservación y refrigeración de los alimentos, las industrias de bienes y servicios, las pistas de aterrizaje, las estaciones de servicio de combustible, el entretenimiento, entre muchos otros. Para disponer de energía se necesita generarla y la manera más eficiente y sostenible de obtenerla es empleando hidroeléctricas, las que a su vez utilizan turbinas que son hechas con metales por su durabilidad. 

Como todos sabemos, las antenas, así como los fierros que se encuentran al interior de las columnas de la mayoría de nuestras viviendas también son de metal, ¿Y… de dónde obtenemos los metales?, del procesamiento de los minerales que se encuentran en la corteza terrestre. ¿Quién los procesa?, la actividad minera, por lo tanto, la minería resulta positiva para la generación de bienestar, calidad de vida y progreso para el Perú. 

Por: Guillermo Vidalón del Pino
04 - Feb - 2015