Guillermo Vidalón

Cobre: oportunidad perdida

El capital internacional ya estaría migrando hacia otros destinos

Cobre: oportunidad perdida
Guillermo Vidalón
29 de marzo del 2024


Durante la semana, según información de un medio local, el Perú fue desplazado del segundo lugar como mayor productor de cobre del mundo, lo que representa un riesgo enorme para las expectativas de desarrollo del país, así como de generación de empleo productivo, reducción de la pobreza y mejora de la calidad de vida de millones de ciudadanos.

La República Democrática del Congo habría informado que produjo 3.3 millones de toneladas métricas de cobre durante el 2023 y que tiene previsto seguir incrementando su producción. Para ello ha implementado una política de atracción de inversiones en el sector minero, lo que le permitiría el desarrollo de nuevos proyectos, ya sea para ampliar sus actuales instalaciones o poner en marcha los yacimientos que tiene descubiertos.

Este hecho es positivo para los congoleses, pero pone en riesgo al Perú, porque el capital internacional podría migrar hacia otros destinos, postergando la inyección de recursos que requiere la economía nacional para retomar el camino de crecimiento vigoroso que se tuvo hace más de una década. Recordemos que el mundo se encuentra en un período de transición entre el empleo de una matriz energética de fuentes convencionales hacia una que se basa en la electricidad, con la finalidad de reducir el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida de los habitantes del planeta.

En consecuencia, se requiere producir más metales asociados a la generación y conducción de la electricidad y estos metales son principalmente el litio y el cobre.  En la actualidad, se estima que el consumo mundial ya está por encima de los 26 millones de toneladas métricas anuales, y al 2040 superará los iniciales estimados que entregan un indicador de 40 millones de toneladas métricas año.  Es decir, el país que llegue primero a satisfacer esa nueva demanda de cobre atraerá también inversiones para el procesamiento de este metal, lo que representa la construcción de fundiciones, refinerías, otras plantas que incrementen el valor agregado. Además de una infraestructura que permita movilizar grandes volúmenes de la nueva producción minera.

¿En qué consiste esa nueva infraestructura? En la construcción de nuevas carreteras, el mejoramiento o ampliación de las existentes, instalaciones de sistemas de comunicación –internet y telefonía–, puertos y aeropuertos, vías férreas, etc. Además del fortalecimiento del aparato productivo local, porque se incrementará la demanda de bienes y servicios asociados a la actividad minera principal. No es poca cosa lo que está en juego.  Cuando en el Perú se retrasa el desarrollo de proyectos mineros, por el motivo que fuese, en la práctica se está perdiendo una enorme posibilidad de consolidar lo avanzado y de ampliar las oportunidades para aquellos que aún se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema.

Antes se esgrimían argumentos en favor del ambiente para oponerse al desarrollo de la minería; pero, ahora sucede que el mundo requiere del cobre para garantizar la sostenibilidad del planeta del cual forma parte el Perú.  Esta es la razón principal –que reviste carácter de urgencia– para aprovechar los sólidos fundamentos que ofrece el mercado mundial y desarrollar los 51 proyectos mineros pendientes de ejecutar que, en conjunto, representan una inversión de 54, 556 millones de dólares, según el Ministerio de Energía y Minas.

Guillermo Vidalón
29 de marzo del 2024

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