Luis Hernández Patiño
La ideología de género y el Mensaje Presidencial
Se utiliza a la mujer como recurso demagógico
En su último mensaje por Fiestas Patrias, el presidente de la República anunció la aprobación para antes de fin de año de una política nacional de igualdad de género. En tal sentido, se han puesto las cartas sobre la mesa en torno a la voluntad del Gobierno de aplicar la ideología de género en nuestro país. ¿Por qué habrá tanto interés de parte de nuestros gobernantes en introducir dicha ideología en la vida peruana? ¿Será que nuestro Estado ha adquirido algún tipo de obligación frente a organismos internacionales? ¿No tendrá algo que ver esto con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)?
Resulta interesante tratar de responder a las interrogantes antes planteadas, desde una perspectiva ubicada en el panorama internacional. Al respecto, debemos recordar que el Perú es parte de un mundo que ha venido experimentando diversas variaciones y cambios, en el marco del devenir histórico. Pero antes hagamos un breve repaso de la dinámica social y económica
Con los años, las clases medias no han sucumbido, sino que se han renovado. Lo que más bien se ha esfumado es la ley de pauperización del proletariado, que Marx presagiaba como único y fatal destino para la clase obrera. En nuestro país, valiéndose de la informalidad económica, los proletarios tuvieron la ocasión de convertirse en propietarios y fueron capaces de desbordar al Estado.
Sin embargo, y no obstante los cambios y el progreso real que se han dado en el marco del devenir histórico, el mundo continúa bajo la égida de una post burguesía, que mantiene el tradicional modo de proceder de la clase que la precedió en el dominio. Esa post burguesía se mueve alrededor del mundo y se introduce en las naciones para entablar relaciones con organizaciones de individuos inescrupulosos, que están prestos a alquilar sus servicios como operadores políticos.
Al mismo tiempo, esa post burguesía busca estrechar vínculos con la prensa local. Como parte de su metodología de trabajo, también contempla la adulación de nuestros supuestos paradigmas artísticos. Y por si eso fuese poco, establece contactos en el más alto nivel político de los gobiernos.
¿Qué tiene que ver la ideología de género con este panorama? El propósito de la post burguesía es generar las condiciones económicas, pero también y fundamentalmente culturales, para la imposición de una moderna dominación de clase de carácter global. En el marco de dicha dominación de clase, la población debe estar bajo control para que así la fuerza de trabajo no vaya a crecer y menos a desarrollarse, porque eso pondría en problemas al tipo de relaciones que se busca implementar desde arriba.
¡Y es aquí donde la ideología de género entra a tallar! Esta pretende ser impuesta en todos los niveles y ámbitos de nuestra vida para destruir todo vestigio de valores y principios para desarraigar a nuestros hombres y mujeres de sus instituciones naturales, como la familia, y de su propia identidad como personas, para convertirlos en esclavos de una nueva unión soviética de dimensión mundial.
Para justificar la implantación de la ideología de género, suele usarse a la mujer como recurso demagógico, pintándola como una pobre víctima cien por ciento indefensa, necesitada de un grupito de “iluminados”, “capaces” de sacar la cara por ella y representarla. ¡Eso resulta inadmisible! Y hablando de la mujer, me gustaría citar las palabras de una luchadora Pro Vida, la señora Fátima Maguiña Vargas, quien desarrolla un permanente trabajo de orientación a la comunidad en sus diversas páginas, tales como la que lleva el nombre de “No a la ideología de género en el Perú”. En una conversación que tuvimos, ella me dijo: “En qué momento hemos pedido las mujeres que se arroguen el derecho a decidir por nosotros, que defiendan derechos que nosotros supuestamente hemos pedido. No es así. Deben dejarnos en la libertad de cada ser humano a mantener nuestros principios. No se puede hacer rajatabla y decir todas las mujeres quieren esto. Imposible”.
Finalmente, deseo hacerle un pedido a los peruanos: no dejemos que nuestra nación sea infectada con el pernicioso y nefasto virus de la ideología de género. No tenemos por qué permitir que dicha ideología se implemente entre nosotros; menos aún como política de Estado, porque las consecuencias materiales y espirituales de su implementación serían fatales.
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