Los comunistas y las dictaduras

Los comunistas son muy amigos de utilizar los medios de la democracia. Cuando hay un proceso electoral, ellos se presentan sin dudarlo por un solo segundo, para competir con los candidatos de otras corrientes; y aprovechan al máximo las posibilidades que pueden obtener de su participación electoral. En su propósito de venderse bien, llegan a negar que son comunistas, y se victimizan cuando se les señala como tales. Por si eso fuese poco, se declaran demócratas.

Sin embargo, hay que ver cuán difícil les resulta a los comunistas condenar a las dictaduras. ¿Alguna vez los hemos escuchado denunciar la situación que se da en la Cuba de los Castro, o en la Venezuela chavista? No, porque lo que ellos quieren implementar en nuestro país es un proyecto similar. En buena cuenta, lo que los comunistas buscan imponer en el Perú no es ni más ni menos que una dictadura, que no necesariamente se orienta a servir al pueblo, sino que quiere que el pueblo sea su sirviente.

Solo en una dictadura los comunistas pueden satisfacer sus ansias de poder, sus privilegios e inclusive sus caprichos. La muestra de ello nos la ofrece la historia misma. Lenin, Stalin, Mao, Castro, Chávez y Morales no hubiesen podido conseguir para sí todo lo que consiguieron si no hubiesen sometido a sus pueblos a los niveles de dictadura a los que los sometieron.

En el marco de la democracia, en una sociedad de instituciones sólidas, con un parlamento estable, los comunistas no podrían salirse con sus antojos. No podrían volverse millonarios y acumular riquezas mediante la explotación del pueblo. No podrían hacer trampa para prostituir e infiltrar las instituciones. No tendrían cómo esconder sus trapacerías. No, porque la verdadera prensa, la prensa libre, los denunciaría sin ambages, y se verían puestos al descubierto. Asimismo, los sindicatos libres les saldrían al frente.

Por eso los comunistas solo saben vivir en dictadura. Más aún, solo toleran vivir en dictadura. ¿Por qué? Porque en dictadura ya no tienen que escapar, ni poner tiempo para sus entrevistas, ni evadir las preguntas que les formulen. En dictadura, los comunistas ya no tienen que hacer todo el teatro que realizan en tiempos de elecciones actuando como víctimas, valiéndose de niños para llamar la atención del público. A falta de argumentos, o ante el riesgo de ser puestos al descubierto, ya no tienen que correr de los debates, ni tienen que fingir que están enfermos, porque en la dictadura los debates no se dan.

Los comunistas están haciendo lo posible y lo imposible también para quitarse de encima a la democracia, porque esta les molesta y les estorba. Poco a poco la han ido infectando ideológicamente. En paralelo, le han infundido terror, a través de una despiadada violencia que ha cobrado miles de víctimas pobres entre los miembros de nuestra sociedad. A su vez, han ido entrando en sus instituciones. ¿No habrá en el Congreso recientemente elegido gente vinculada con el terrorismo? El Perú no tiene por qué resignarse a convivir con los comunistas.