El desplome de la política en el 2024

Si bien la sociedad del espectáculo es parte de una tendencia mundial, y el policial y la acusación penal en contra de los políticos y funcionarios se han convertido en los géneros preferidos por los medios de comunicación, en 2024 el Perú llegó al paroxismo. En el país todo parece haberse convertido en un gran tribunal y los políticos, los constitucionalistas, los economistas, los historiadores e intelectuales han sido desplazados por la discusión penal del escándalo de turno.

De alguna manera esta judicialización del espacio público es la expresión natural de los más de 30 candidatos que postularán en las próximas elecciones nacionales. Es la expresión natural de la destrucción de la política, de la fragmentación de las bancadas legislativas y de todas las tendencias que favorecen la entropía y la anarquía política. Si un país solo discute su derecho penal, entonces, cómo se abordan los problemas que definen una sociedad, que tienen que ver con el ser de la sociedad.

Es imposible, pues, que se aborden los temas centrales de la gobernabilidad vinculados a las reformas constitucionales, institucionales, legales; a las reformas económicas y sociales que requiere el país. En ese contexto, hasta los políticos se convierten en comentaristas de los temas penales.

El Perú, entonces, está experimentando un verdadero desplome de la política en general. Ya no se trata de un debate entre oficialismo y oposición y las posibilidades de entendimientos para desarrollar reformas, sino de las denuncias más efectivas en contra del Ejecutivo, de tal manera que el gobierno se derrumbe y se convoquen a elecciones adelantadas.

Es hora de reaccionar en contra de esta tendencia que parece envolvernos a todos. Los medios y los políticos deben continuar con las denuncias de corrupción y las instituciones deben procesar las investigaciones con firmeza hasta el final; sin embargo, todos debemos recordar que la política se inventó para que los rivales evitarán la guerra y encontraran espacios de acuerdo. Sin la política no habría manera de tramitar los naturales intereses contrapuestos en una sociedad, de manera que todo se convertiría en guerra y exclusión de la diferencia.

De allí la importancia de reflexionar sobre el desplome de la política en el 2024.