La comisión de Constitución del Congreso de la R...
¿Por qué se insiste en desarrollar un solo modelo de universidad?
Cuando el ministro de Educación, Jaime Saavedra retomó la reforma meritocrática de la escuela pública que había sido suspendida por el actual gobierno nacionalista, todo el Perú, los diversos sectores políticos y sociales –incluido este humilde Portal- se pusieron de pie para aplaudir. El estado iba en auxilio, sobre todo, de los niños más pobres poniendo la calidad de los docentes y escuelas estatales por delante. El logro le permitió al titular de Educación convertirse en el ministro más popular del régimen.
Sin embargo cuando contemplamos el pandemonium que se ha armado alrededor de la implementación de la nueva Ley Universitaria que crea la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) se dibuja un enorme signo de interrogación.
Más de una decena de universidades públicas encabezadas por San Marcos y las universidades privadas de excelencia han emitido declaraciones muy críticas sobre diversos aspectos de la implementación de ley universitaria. No es de extrañar que en los próximos días también se conozcan críticas de los institutos privados de excelencia en contra de la nueva ley de institutos. Si sumamos a estos hechos, los recursos presentados ante el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional es válido preguntarnos, ¿se trata de reforma o guerra universitaria?
Claro se podría decir que toda reforma exige acabar con el statu quo y las resistencias. Pero los únicos actores universitarios que apoyan las reformas del Minedu son los claustros del llamado Consorcio de Universidades encabezados por la Católica. Nadie más.
Si se trata de una reforma pro calidad ¿por qué no hay un bloque de universidades conformadas por la Católica, la UPC, la Pacífico, San Ignacio de Loyola, la Cayetano Heredia, La Científica del Sur, la Universidad Agraria y otros claustros de excelencia en contra de la mediocridad? ¿Por qué no se gestó un bloque de calidad de todos los modelos de universidad versus otro de mediocridad? Es evidente que en el Minedu solo se pretende consolidar un solo tipo universidad con un claro sesgo anti inversión privada.
No se puede entender cómo así en el preciso momento en que el Sistema Nacional de Acreditación Superior Universitaria (SINEACE) comenzaba a rendir sus frutos en la acreditación con más de 3 mil comités de calidad luego de siete años de implementación se pretende borrarlo de un solo plumazo. No se entiende tampoco cómo la educación básica privada es excluida de los futuros sistemas de acreditación que se pretende crear. Liquidar el actual sistema de acreditación es golpear millones de dólares de inversión del sector privado en educación.
A nuestro entender en cada acto o en cada medida del Sunedu se nota el claro intento de favorecer a un modelo de universidad. Quizá algunas universidades no quieran competir con las privadas de excelencia y usen sus relaciones en el Estado para ahogar otros modelos de universidad, pero eso nos parece absolutamente intolerable, porque, de una u otra manera, reproduce viejas prácticas mercantilistas y expresan un visión autoritaria.
En una sociedad abierta es imposible desarrollar una reforma universitaria manu militari, -más aún cuando la Constitución consagra la autonomía universitaria- sin consultar a los actores, ignorando sus propuestas, lanzando los decretos y los reglamentos como si fuesen tanques que entran a los claustros. También es difícil negarle un papel a la inversión privada en educación, sobre todo, porque el estado solo invierte algo más del 3% del PBI en educación en tanto que otro 3% es aporte privado.
Es evidente pues que en el Minedu hay demasiada soberbia. A este paso solo hay que esperar el primer día del nuevo gobierno para que se derogue el frankestein universitario que se empieza a organizar. Sin embargo el daño ya se habrá hecho.
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