Antero Flores-Araoz
El Gólgota de las mypes
A pesar de que son on prácticamente el principal empleador en el país
Hace pocos días participé en el XVIII Congreso Nacional de Empresarios (Conamen 2025) a invitación de la Conaco para tratar sobre las micro y pequeñas empresas (mypes), su problemática, los impedimentos de su crecimiento y las propuestas para hacerlas duraderas como más rentables, pues ellas son prácticamente el gran tejido empresarial y el principal empleador de nuestro país.
Al observar a las micro y pequeñas empresas en su conjunto, no son un rubro más del espectro empresarial, son prácticamente el rubro principal, representando al 99.3% de las empresas, más de 1.4 millones de unidades productivas o de negocios. También concentran a aproximadamente 14 millones de trabajadores, lo que constituye más del 80% del empleo y cerca del 64% de la masa salarial. Las fuentes de dichos datos son la Encuesta Nacional de Hogares, el censo económico, Produce y stakeholders.
Circunscribiéndonos a las pequeñas empresas, ellas representan solo el 2.1% del total de empresas, las que en términos de empleo concentran más o menos a 1.36 millones de trabajadores. Esto es 7.9% del empleo total y el 11.29% del paquete remunerativo, con un salario promedio de S/ 2607 mensuales, lo que en buen romance significa que para el trabajador que pasa de la micro a la pequeña empresa, ello constituye también un ascenso retributivo.
La participación de las pequeñas empresas en ventas globales alcanza solamente al 6.8%, que no guarda relación con el 7.9% de participación en el empleo, evidenciando lo que se llama “brecha de productividad”
La baja productividad de las mypes está unida a sus debilidades estructurales, como barreras para el acceso al financiamiento formal, lo que de suyo encarece el crédito, dificultándoles su crecimiento y la inclusión de moderna tecnología. Todo ello evidencia fragilidad , debiéndose precisar que solo una de cada 3 mypes logra sobrevivir más de diez años, tasa insuficiente de sostenibilidad temporal
Durante muchísimos años hemos repetido hasta el cansancio, que el desempleo no es mayor gracias a la empleabilidad de las mypes; pero eso no nos puede satisfacer, ya que muchas de ellas están fuera de la formalidad. Eso significa falta de crecimiento salarial de sus trabajadores y estar fuera del sistema tributario con el resultado de menos recursos fiscales para afrontar el Presupuesto General de la República; además, y lo que es gravísimo actuar medio a escondidas y a “salto de mata”.
Si bien es verdad que con la formalización se sale de la informalidad, ello no es simple ni fácil dado que no solo se trata de la tributación, sino la falta de registros laborales, carencia de autorización o licencia municipal de funcionamiento, falta de inspecciones de defensa civil y de innumerables, además de muchas veces absurdos, trámites y requerimientos burocráticos.
Varias veces desde el Estado se han dado promesas para reducir trámites y requisitos burocráticos, pero quedaron en simples ofrecimientos convertidos en ilusiones. Y en la realidad, nada.
En próximas columnas seguiremos con el tema, incluso mostrando como las exageradísimas regulaciones del Estado, en sus tres niveles gubernamentales, dificultan y encarecen la formalización, que se convierte en un norte casi imposible de lograr.
















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