La comisión de Constitución del Congreso de la R...
No hay culpables del asesinato de más de 20 policías
Se acaba de conocer un terrible fallo en contra de la democracia del Perú. La Sala Penal de Apelaciones de Bagua acaba de exculpar a 52 personas acusadas de la muerte de doce policías en la llamada Curva del Diablo, en Bagua, en junio del 2009. De otro lado, llama poderosamente la atención que en el proceso judicial y las informaciones de los medios casi no se haya tomado en cuenta que en el llamado Baguazo también se asesinó a sangre fría a once policías en la estación seis del oleoducto de Imacita.
A entender de este portal, la decisión de la Sala de Apelaciones de Bagua establece un terrible precedente en contra del funcionamiento de las instituciones democráticas. Todos sabemos que en 16 años de democracia —principalmente por el fracaso del Estado en proveer servicios públicos, pese a tener los bolsillos llenos de plata por la bonanza económica— se han desatado diversos conflictos sociales, como el Arequipazo, el Baguazo, el Congazo y el Tiamariazo, en los que han muerto civiles y policías.
Todos sabemos también que el radicalismo extremista, que se opone a la inversión, utiliza el fracaso del Estado para desarrollar relatos y desinformación en contra de las empresas y las inversiones en recursos naturales. Todos sabemos igualmente que este extremismo solo puede prosperar desatando la violencia, bloqueando carreteras y puentes, y paralizando la economía. Aunque suene estremecedor, el mencionado extremismo busca cuotas de sangre para implementar sus estrategias anti inversión.
Ahora bien, ¿por qué mueren policías y civiles en los conflictos sociales? Una de las explicaciones también tiene que ver con que el Ministerio Público y el Poder Judicial han abandonado sus responsabilidades con la ley, y que el violentista que bloqueó carreteras o puentes simplemente se zurra en la legalidad y queda en libertad. Cuando eso sucede en medio de un conflicto social, el Estado renuncia a sus funciones y frente a la turba solo queda el policía. ¿Alguien se sorprenda que existan muertes en los conflictos sociales? ¿No debería ser la ley un elemento de disuasión?
Una de las cosas más aterradoras e impresionantes es que el Perú es el único país de la región en que se asesinan policías. Recordemos: más de veinte policías asesinados en el Baguazo y el mayor Bazán desaparecido, dos policías asesinados por francotiradores en el bosque de Pomac (Lambayeque), cuatro policías al borde de la muerte en Tía María y sesenta policías que fueron secuestrados en el puente Montalvo.
Con la sentencia de Bagua, el policía se convierte en el único representante del Estado ante el bloqueo de carreteras, puentes y sabotajes de centrales de energía. Decimos el único representante porque ahora el radicalismo sabe que la mano de la ley y del Estado de Derecho no es lo suficientemente larga como para alcanzarlo. El policía frente a la turba y si, por esas desgracias que nadie quiere, el efectivo dispara deberá enfrentar la campaña izquierdista que señala que “se busca criminalizar la protesta”. Y la campaña es tan intensa que el policía será procesado y sentenciado por ejercer su función.
Ante la campaña que busca desarmar al Estado, intimidar a los fiscales y jueces, y exculpar al radical que viola la propiedad, la salud y la vida de los peruanos, vale señalar que lo que se está haciendo es criminalizar al policía, desarmar a una de las instituciones claves de la seguridad ciudadana. ¡No lo permitamos!
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