Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Reflexiones sobre la tragedia climática y la eficiencia estatal
El fenómeno climático que ha desatado lluvias bíblicas sobre la costa norte del Perú —y que ha causado 75 muertos, 20 desaparecidos, 263 heridos, más de 99,000 damnificados y 622,000 afectados— también ha desvelado descarnadamente el fracaso del Estado, no obstante que el PBI se ha triplicado y se ha reducido la pobreza como nunca.
Las lluvias y los huaicos que arrasan las propiedades de los peruanos y destruyen la frágil infraestructura nacional también nos señalan el fracaso de la clase política en la prevención de los desastres y en la organización del espacio urbano. En este contexto —a entender de este portal—, si bien atender la emergencia es urgente y perentorio, es evidente que el futuro de la gobernabilidad se jugará en el éxito o el fracaso de la reconstrucción.
En el editorial Para reconstruir, ¡a recentralizar el Estado! hemos sostenido que la regionalización es una de las principales explicaciones del fracaso del Estado: se transfirieron competencias y funciones sin exigir resultados. Y, sin lugar a dudas, se “democratizó” la ineficiencia y la corrupción de la clase política tradicional a grupos locales y el Estado perdió potencia y autoridad. La consecuencia: ausencia de prevención total, abandono de criterios mínimos de planificación del espacio urbano, y la proliferación de ciudades sin drenajes, levantadas cerca de las riberas de los ríos y en medio de quebradas centenarias. La furia de la naturaleza se encarga hoy, pues, de subrayar el fracaso estatal.
¿Cómo entonces enfrentar la reconstrucción? La administración PPK ha planteado la fórmula de designar un Zar de la Reconstrucción; es decir, de un plenipotenciario del Presidente de la República, encargado de coordinar los objetivos y procesos de la reconstrucción entre los ministerios del gobierno central, los gobiernos regionales y locales. En la medida que el Presidente del Consejo de Ministros debe continuar asumiendo las funciones generales de la gobernabilidad, es evidente que designar a un Zar parece una medida acertada.
Ahora, bien es imposible que un Zar de la Reconstrucción desarrolle con éxito su labor con el orden de cosas actual. En ese sentido, se debería elaborar una legislación de emergencia que ponga en suspenso las competencias y funciones de los gobiernos regionales y locales que colisionen con los objetivos y procedimientos de la reconstrucción. En otras palabras, necesitamos recentralizar las funciones del Estado para conseguir la eficacia.
En este portal ya hemos sostenido que en el éxito o fracaso de la reconstrucción, de una u otra manera, se jugará el futuro de la gobernabilidad de la administración PPK y también de nuestra democracia. De allí la enorme trascendencia de designar un Zar de la Reconstrucción y las competencias y funciones que se le reconocen.
Pero no solo se trata de concentrar poder. El Estado necesita simplificar y abreviar todos los procedimientos estatales para convocar al sector privado al proceso de reconstrucción. En ese sentido, se requiere profundizar el debate sobre todos los ajustes legales que permitan relanzar las modalidades de inversión de asociaciones público privadas y obras por impuestos, por ejemplo.
En muchas ocasiones, una terrible adversidad puede convertirse en una inmejorable oportunidad. De alguna forma el nombramiento de un Zar de la Reconstrucción y los procedimientos fast track para impulsar la recuperación y la construcción de la infraestructura nacional pueden convertirse en el laboratorio de la reforma del Estado, del Estado moderno que comienza a transformarse en sueño imposible. Si hay eficacia en la reconstrucción habrá surgido un nuevo tipo de ministerio y nuevas formas de entender los gobiernos regionales y locales. De lo contrario, la administración PPK se habrá colocado al borde del abismo.
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