La comisión de Constitución del Congreso de la R...
El Minedu pretende liquidar el SINEACE y no quiere decir cómo lo reemplazará.
Contrariando todo lo bueno que ha hecho hasta hoy en favor de la escuela pública, el ministro de Educación, Jaime Saavedra, ha decidido liquidar el Sistema Nacional de Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación (SINEACE), que se construyó con mucho esfuerzo durante diez años, y reemplazarlo por otro sistema. Probablemente lo hace con la mejor intención, pero su actitud de mantener en secreto el nuevo modelo que se propone implantar y la presencia en su entorno de ciertas universidades que siempre se han resistido al modelo peruano, suscitan muchas dudas al respecto.
Al igual que sus estándares de calidad públicos y transparentes, el modelo peruano de acreditación fue sometido a debates nacionales e internacionales y su diseño fue culminado en conjunto por el equipo del CONEAU–SINEACE. En cambio, ahora se pretende imponer un nuevo modelo elaborado por una consultora privada, sin mayor debate en la comunidad educativa nacional ni en el Congreso.
Es sorprendente que se quiera eliminar un sistema que logró romper la resistencia a la evaluación y que consiguió así lo más difícil: crear una cultura evaluativa y de calidad en la comunidad educativa nacional. Hoy, por ejemplo, todas las universidades tienen Oficinas de Calidad y Acreditación (OCA), para autoevaluarse y diseñar planes estratégicos que les permitan alcanzar los estándares de calidad fijados por el sistema.
Según el SINEACE unas 40 mil personas, entre directores, docentes, alumnos y ex alumnos están trabajando hace más de 2 años por demostrar que su carrera, su colegio o su instituto pedagógico cumplen con los estándares nacionales de calidad educativa. Y para ello han invertido en crear sus OCA y 3,386 Comités de Calidad, en sus planes estratégicos, obras de infraestructura, equipos de informática, laboratorios, bibliotecas, etc.
Del total de Comités de Calidad, 1,689 corresponden a carreras universitarias, 694 a especialidades de institutos de educación superior tecnológica, 576 a colegios, 274 a Centros Técnico Productivos y 162 a institutos pedagógicos. Solo las universidades han invertido unos S/. 600 millones en acreditar sus carreras universitarias.
¿En qué situación queda todo ello, trabajado durante más de 10 años? ¿cómo quedan los 3,386 Comités de Calidad constituidos? ¿Cómo quedan los contratos firmados con las empresas acreditadoras? ¿Por qué no se publica el nuevo modelo y se debate en la comunidad educativa y el Congreso de la República? ¿Con qué universidades se ha trabajado o consultado ese modelo? ¿Es cierto que el ministro utilizará las facultades legislativas para imponer su modelo por decreto? Estas son las preguntas que Saavedra debe contestar.
Pero también, y sobre todo, debe responder por qué ha emitido una resolución ministerial (RM 218-2015) que viola la Ley Universitaria al ordenar que se culmine el proceso de acreditación, cuando aquella dispone que continúe a cargo de un comité ad hoc en tanto concluye la reorganización del SINEACE.
Por cierto esa resolución no fue publicada en el El Peruano, sino en el portal del Minedu, el 8 de abril pasado. La decisión fue tan vertical que los funcionarios del SINEACE se enteraron de la existencia de la norma recién el 17 de abril, a través de terceros.
Sería una locura dejar atrás todo lo avanzado y empezar de cero otra vez en la difícil tarea de mejorar la calidad de la Educación. El ministro debe ser transparente y decirle al país qué piensa hacer en esta materia. De lo contrario, el Congreso de la República está obligado a invitarlo a que lo haga ante la representación nacional.
12 - May - 2015
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