Editorial Política

Capitalismo versus anticapitalismo es la cuestión

Problema de fondo detrás de la crisis política

Capitalismo versus anticapitalismo es la cuestión
  • 15 de enero del 2018

 

Diversos economistas y organismos internacionales empiezan a señalar la posibilidad de que en el 2018 el Perú no expanda su PBI más del 4% debido a la incertidumbre política y la crisis de la gobernabilidad, no obstante las inmejorables condiciones de los precios de los minerales y el entorno internacional. Una terrible noticia, considerando que para crear empleo para los 250,000 jóvenes que se incorporan anualmente a la población económicamente activa se necesita, por lo menos, crecer por encima del 3.5%. En otras palabras, para no aumentar pobreza y mantener las cosas como están se necesita el crecimiento mencionado.

La discusión sobre el crecimiento económico del país entonces tiene que ver con el hecho de si seguimos siendo una sociedad que reduce pobreza u otra que comienza a aumentarla. Para entender la gravedad de la situación vale recordar que en las últimas dos décadas el Perú fue el campeón latinoamericano en la reducción de este flagelo social.

Para algunos politólogos e intelectuales de izquierda, y también para gran parte de la clase política, la democracia puede desvincularse del crecimiento y el desarrollo del capitalismo. Imposible. Desde este portal planteamos una pregunta provocadora: ¿qué democracia del planeta se ha consolidado sin un capitalismo pujante y sin que el sector privado represente la abrumadora mayoría de la economía? Ninguna. Es más, incluso,cualquier estrategia redistribucionista, ya sea en Estados Unidos o en los países nórdicos de Europa, se basa en una legislación claramente proempresa.

En el Perú los intelectuales de izquierda han creado el sentido común —con un increíble facilismo teórico— de que las instituciones se pueden consolidar al margen del crecimiento económico. Las instituciones republicanas en el Reino Unido y los Estados Unidos no se podrían explicar sin sus respectivas revoluciones industriales. ¿A qué viene todo esto? En la actual crisis de gobernabilidad desatada por los pagos a Westfield, el fallido proceso de vacancia presidencial y el indulto al expresidente Fujimori, se suele olvidar que el Perú atraviesa la terrible encrucijada de todas las sociedades de ingreso medio, la encrucijada de capitalismo versus anticapitalismo o también llamada “la trampa de ingreso medio”.

Gracias a la primera generación de reformas económicas y sociales de los noventa el Perú desató la energía de sus fuerzas productivas hacia una revolución capitalista, triplicó su PBI y redujo la pobreza del 60% de la población a solo 20%. Logros que el mundo empezó a calificar como el milagro económico peruano. Sin embargo luego de la caída del fujimorato y con el regreso de la democracia muy lentamente se fue apagando el impulso económico reformista, a tal extremo que la élite política peruana se negó a impulsar una segunda generación de reformas (laborales, institucionales, educativas, sanitarias y de solución del déficit de infraestructuras).

No obstante que el 95% del comercio internacional del Perú está respaldado por tratados de libre comercio, la economía se volvió una de las más sobrerreguladas de la región y el Estado se convirtió en el paraíso de la burocracia. La inversión cayó y se ralentizó el crecimiento. Si a esto le sumamos la polarización política que se traga a las instituciones, y los terribles enfrentamientos entre Ejecutivo y Legislativo que paralizan al Estado, es incuestionable que la incertidumbre comienza a ahogar a la economía.

El gran problema de esta situación es que los ciudadanos que recientemente superaron la pobreza, frente a la lentificación del crecimiento y el descenso del bienestar, con extraordinaria rapidez se vuelven contra el modelo económico que los alejó de ese flagelo social. El temor a regresar al pasado económico los lleva a caer bajo la influencia de las propuestas antisistema, de las propuestas anticapitalistas. Así sucedió en Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador. ¿Por qué no puede pasar en el Perú?

Por todas estas consideraciones es urgente que las fuerza prodemocracia en el Perú comprendan que no hay democracia ni desarrollo institucional sin consolidación del capitalismo. Y eso ahora solo significa una cosa: reformas de segunda generación. Punto.

 

  • 15 de enero del 2018

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