En el Perú las leyes que no se reglamentan pierden vige...
Luego de la tragedia en Pataz algunos sectores que representan a los mineros informales han comenzado un verdadero festival de la conocida demagogia latinoamericana que ha embarcado a las sociedades en las tragedias del chavismo y la generalización de la pobreza en la región. Se comienza a argumentar que “la codicia y la extensión de las concesiones” son la causa de la informalidad y el avance de la minería ilegal. Según estas argumentaciones existirían muchas “concesiones ociosas” que no se explotan y que semejante estado de cosas justifica las invasiones, el asalto a la propiedad, el avance de la minería ilegal y la revolución que proponen acabando con el sistema de derechos de propiedad consagrado en la Constitución.
Antes de continuar reflexionando volvemos a subrayar un tema central: la minería moderna en cualquier lugar del planeta -ya sea Australia, Canadá, o Chile- se basa en la gran minería por su capacidad de convocar capital intensivo, tecnologías de punta y desarrollar economías de escala. Si la minería moderna se basara en la pequeña minería, tal como sucedía en la época de la primera revolución industrial hasta el siglo XIX, el Perú se convertiría en un basurero de residuos de la explotación minera y se amenazaría el futuro de las futuras generaciones de peruanos, sobre todo en Los Andes. Además, el Estado no recaudaría lo suficiente y sería imposible crear empleo formal.
De allí que las concesiones mineras requieran grandes extensiones (aproximadamente 10,000 hectáreas, por ejemplo) con el objeto de titulizar los predios y conseguir liquidez en el sistema financiero internacional, desarrollar la inversión y la explotación del mineral y, sobre todo multiplicar la exploración en busca de mayores reservas probadas. Una empresa que invierte y no explora nuevos yacimientos muere con el declive de las reservas del mineral e, incluso, puede quebrar por las deudas acumuladas. Semejante lógica de la minería basada en la gran inversión preserva el medio ambiente, garantiza la recaudación fiscal, genera empleo formal y convierte a cualquier país en una potencia minera o en cualquier recurso natural a través del incremento de sus reservas probadas mediante la exploración.
¿Cuándo se habla de concesiones ociosas de qué están hablando los nuevos demagogos que, en la práctica, defienden la minería ilegal? Bolivia hoy se derrumba porque no tiene exploraciones. He allí una de las consecuencias de la demagogia.
Sin embargo, lo más grave de todo es que los conflictos que desata la minería ilegal solo comprometen alrededor del 10% de las concesiones formales en todo el territorio. ¿En qué áreas? En las zonas en que las empresas formales han desarrollado exploraciones y existen reservas confirmadas. ¿Qué significa? Que estamos ante una ola delictiva que expropia el trabajo y el esfuerzo de otros y que pretenden revestirse de un discurso social para, simplemente, arrasar con el sistema de derechos de propiedad en el Perú.
El avance de la minería ilegal también tiene una teoría que parece resumirse en “las concesiones ociosas”, no obstante que tienen la misma extensión que en cualquier potencia minera del mundo. Con el argumento de las concesiones ociosas los mineros ilegales asaltan e invaden las reservas probadas de oro de las minas en Pataz y devastan las reservas probadas de cobre en el corredor vial del sur.
Acabar con el sistema de derechos de propiedad en el Perú como proponen los nuevos demagogos es iniciar una revolución sin necesidad de tomar el poder como aconseja el manual chavista. ¿Por qué? Si se cuestiona el régimen minero en el Perú hay caminos constitucionales: desde la reforma de la Constitución hasta modificaciones de leyes y reglamentos. Sin embargo, de ninguna manera se puede justificar el asalto y la invasión de la propiedad consagrada en la Constitución, un asalto violento que, inevitablemente, convoca a los pistoleros del crimen organizado.
Todo esto no significa desconocer la urgente necesidad de formalizar e incorporar a un vasto sector de pequeños mineros informales a las cadenas productivas y de riqueza de la minería nacional.
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