Guillermo Vidalón

Andar con los pobres

Una Iglesia que camina con los pobres empodera a los más vulnerables

Andar con los pobres
Guillermo Vidalón
13 de mayo del 2025


La opción preferente de la Iglesia católica por los pobres hace referencia a la condición económica y social en la que se encuentran millones de personas en el mundo. Y lo que se busca es la superación de dicha condición para que mejoren su calidad de vida.

Una Iglesia que camina con los pobres, que sirve a los pobres es aquella que instruye en la fe cristiana, que educa para empoderar a los más vulnerables, que contribuye a la liberación de una condición muchas veces denigrante, que lidera desde la humildad, que actúa soslayando la soberbia, que analiza la mejor manera de hacerle frente sin confrontar a quienes tuvieron el mérito de superarla. Una Iglesia que exhibe resultados positivos de la colaboración entre los diversos grupos sociales, resaltando el ejemplo de emprendimiento, de lucha cotidiana por una vida mejor, de competitividad para lograr objetivos tanto personales como colectivos que, en ambos casos, redundan en beneficio del conjunto de la sociedad.

Ese “andar con los pobres” debe representar la promoción de oportunidades, del aprovechamiento de las ventajas que cada país tiene con relación a otros para generar empleo productivo –único medio sostenible para reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de las personas– en función al comercio internacional, superando inclusive la coyuntura actual de “guerra arancelaria” entre las principales potencias. Además, de la promoción de productos locales a intercambiarse, una balanza comercial positiva impacta en los ingresos fiscales que deben ser redistribuidos de manera transparente, adecuada y proporcional a los objetivos nacionales con énfasis en lo socio-productivo. Porque a través de este proceso de intercambio los estados disponen de recursos como para financiar la investigación que genera conocimientos, propone innovaciones y tecnología aplicada, haciendo que los países con menor desarrollo relativo tengan la posibilidad de ampliar su participación en el comercio mundial.

Andar con los pobres representa ausencia del pecado y búsqueda de la justicia, una conducta centrada en la palabra de Dios aleja del pecado y promueve conductas éticas, pero ambas se alcanzan por convicciones personales. Asimismo, la justicia para sí mismo se alcanza cuando una persona se sabe autónoma, capaz de superar su condición actual de pobreza para conducir su propio destino. Una persona que es beneficiario del subsidio indiscriminado de los estados también termina convirtiéndose en víctima, porque no logra superar su propia condición de pobreza y termina asumiendo que se encuentra limitado para alcanzar la autonomía que hace de ella auténticamente libre de la pobreza, quien legitima su accionar ético y justo mediante la autosuperación.

Promover la socialización de la transparencia como mecanismo para disminuir riesgos de corrupción también es una opción legítima para andar con los pobres. Sin embargo, el resultado puede ser contradictorio si medidas similares terminan siendo empleadas como una estrategia para obstruir la posibilidad de generar oportunidades de superación económica y social en favor de los más vulnerables. 

Guillermo Vidalón
13 de mayo del 2025

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