El asesinato de Charlie Kirk y la masiva reacción en las socied...
La noticia acerca de que el gobierno de los Estados Unidos acaba de aprobar la venta de 12 aviones de guerra F-16 Block 70 –la versión más avanzada de este caza de guerra– y 14 motores por un monto de US$ 3,420 millones revela que el Perú se convertido en un foco de la geopolítica mundial. La decisión de la mencionada venta fue anunciada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El señalado anunció se produce en momentos en que el Estado del Perú ha aprobado un desembolso parecido a lo anunciado en la propuesta de venta de los Estados Unidos y en circunstancias en que, en el país, se discute la posible compra de 24 cazas de guerra Rafale, Gripen e, incluso, los KF-21 de Corea del Sur.
El anuncio del gigante del norte revela la posición privilegiada del Perú en la geopolítica mundial: la inversión China en Chancay y los proyectos de puertos en Bayóvar y Corío y otros puertos que se emplazan en la costa peruana nos indican que nuestro país, por el calado y la morfología de sus costas, está llamado a albergar los ejes que conecten el Pacífico con el Atlántico. La profundidad de nuestras costas –a diferencia de las de Chile, Ecuador y Colombia– la convierten en la plataforma ideal para la conexión interoceánica.
Igualmente, el proyecto del Puerto Espacial con la NASA de los Estados Unidos, la extensión del desierto de la costa, la cordillera de los Andes, la amplitud y riqueza del mar peruano convierten al Perú en el centro de muchas disputas y tensiones. Al respecto vale recordar que el Pacífico comienza a convertirse en el hub industrial, comercial, tecnológico y militar del planeta. En este escenario el Perú está llamado a conectar una parte del Pacífico Sur con el Atlántico.
Por todas estas consideraciones la modernización de las Fuerzas Armadas del Perú es un objetivo irrenunciable de cualquier proyecto nacional. Si las izquierdas y el progresismo pretenden resucitar los viejos discursos a favor de la desaparición de las FF.AA. porque el mundo, supuestamente, se encamina a un lenguaje universal de la paz y la abolición de las guerras, entonces, o están absolutamente desconectados de la realidad mundial o, simplemente, les interesa un pepino el Perú. La guerra entre Rusia y Ucrania, la guerra entre Israel e Irán, el conflicto militar entre la India y Pakistán, subrayan de manera superlativa que el lenguaje de la guerra y la paz de siglos pasados sigue vigente. Los excesos del presidente Gustavo Petro sobre un supuesto conflicto fronterizo entre Perú y Colombia reavivan este debate de urgencia nacional.
Planteadas las cosas así es evidente que el Perú tiene que desarrollar unas fuerzas armadas modernas, con tecnologías de punta y una enorme capacidad de disuasión. El desarrollo con fuerzas armadas potentes y de gran tecnología es el camino más seguro a la prosperidad y bienestar de un país.
Sin embargo, vale señalar un eje irrenunciable en la modernización de nuestras fuerzas armadas: su vinculación directa con el eje occidental, porque nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra Constitución nos impulsan a construir un Estado de derecho, un sistema republicano en que se controle y se fragmente el poder. Es decir, nos impulsa a desarrollar la gran singularidad de Occidente: el control del poder y la expansión de la libertad.
En ese sentido, el vicealmirante (r) Francisco Calisto Giampetri, en diálogo con este portal, ha planteado que la modernización de las fuerzas armadas debe hacerse bajo la doctrina y la influencia de la OTAN. Es decir, toda la modernización y equipamiento militar debe formar parte del eje occidental. Es el único camino posible.
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