Globalización

Luego del triunfo de Milei, ¿en dónde está la ultra en América Latina?

El intento de la izquierda mundial de arrinconar a las nuevas derechas

Luego del triunfo de Milei, ¿en dónde está la ultra en América Latina?
  • 05 de septiembre del 2023

Las ondas sísmicas del triunfo de Javier Milei en las elecciones primarias PASO en la Argentina siguen sacudiendo a la región latinoamericana porque, de una u otra manera, amenazan todo el establishment que las corrientes comunistas y progresistas-neocomunistas han pretendido establecer en América Latina. Un establishment que se basa en el Estado-empresario, el Estado empleador y la regulación de precios y mercados.  Uno de los hechos más relevantes del triunfo de Milei es que su victoria ha representado un gran avance cultural e ideológico frente al peronismo que, durante el siglo XX y el XXI, ha hundido y empobrecido a una de las sociedades más ricas de la región.

Quizá por el contenido cultural de la victoria electoral de Milei, y quizá también porque las tendencias siguen registrando que el candidato libertario avanza en las preferencias electorales, todas las baterías de las izquierdas antioccidentales y anticapitalistas del planeta –que controlan los grandes de medios de comunicación– han intentado demonizar las propuestas, programas, gestos y estilos de Milei. Lo más suave que se ha dicho de Milei es que es un representante de la “ultraderecha” por plantear acabar con el Estado empresario, reducir el gasto estatal, cerrar el forado fiscal y denunciar a “la casta política argentina”.

Sin cultivar un estilo ortodoxo de las formas –de una u otra manera, copia el histrionismo de los caudillos latinoamericanos y el gesto frontal de los nuevos líderes de la derecha mundial (Trump, Bolsonaro, Meloni)–, en una reciente entrevista a una radio colombiana, Milei sostuvo que los socialistas y los comunistas son malas personas. Y luego agregó que son “basuras, excrementos”. En el acto, el presidente Gustavo Petro replicó señalando que “lo mismo decía Hitler”.

Más allá de las conocidas imprecisiones históricas de Petro, es necesario detenerse y reflexionar sobre las intenciones de la izquierda latinoamericana para empujar a Milei al extremo de lo ultra en el sistema político, al extremismo político más descarnado. Se trata de la misma izquierda comunista, neocomunista y progresista que, a través del Foro de Sao Paulo, propone refundar las repúblicas latinoamericanas mediante la instalación de asambleas constituyentes para crear “repúblicas plurinacionales con equidad de género”. En otras palabras, se trata de los sectores que aplican a pie juntillas el manual bolchevique establecido en “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática” de Lenin, texto en el que los comunistas rusos se apropian del modelo de la refundación radical y jacobina – a través de la constituyente– que nació con la revolución en Francia.

Si consideramos que Milei –al lado de Kast en Chile, Bolsonaro en Brasil, Trump en los Estados Unidos y Meloni en Italia, por ejemplo– en ningún momento han cuestionado las constituciones vigentes en sus respectivos países –más allá de excesos y exabruptos populistas– y defienden abiertamente los estados de derecho vigentes, ¿por qué las izquierdas mundiales los denominan como representantes de la ultraderecha y como pasos previos a “un eventual fascismo”?

Todo indica que las izquierdas planetarias, sobre todo las bolcheviques, empiezan a comprender que, luego del adormecimiento republicano del siglo XX y de la caída del Muro de Berlín, por primera vez después de las revoluciones modernas empieza a emerger una reacción mundial en defensa de los valores de Occidente: respeto a la familia como la fuente originaria de la propiedad privada, los mercados y la herencia. Finalmente, la familia y la propiedad privada explican el capitalismo. Y la suma de capitalismo, cristianismo, republicanismo y la herencia romana parecen haber convergido para formar la idea de Occidente. 

Es evidente que la reacción que representa Milei y la nueva derecha mundial frente a la destrucción que el progresismo neocomunista ha desatado en Occidente (crisis entre republicanos y demócratas en Estados Unidos y la violencia en Francia, por ejemplo), América Latina y la propia Argentina, es la respuesta política natural al orden de cosas, a un establishment que destruye lo mejor de la tradición occidental. Sin embargo, para enfrentar las amenazas contra la libertad y el republicanismo se requiere un inmenso trabajo cultural y filosófico que ni siquiera ha empezado.

  • 05 de septiembre del 2023

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