La noticia acerca de que el gobierno de los Estados Unidos aca...
El gradualismo en las reformas económicas de Javier Milei –a diferencia de las reformas económicas en Perú y en Chile– y los eventuales problemas que enfrenta el mandatario argentino por haber cerrado el déficit fiscal sin una liberalización del tipo de cambio, sin eliminar todos los subsidios, sin una reforma arancelaria y sin la organización de un Banco Central autónomo de la presión fiscal, está llevando a la izquierda continental y algunos “autoproclamados liberales” a sostener que los seguidores de la batalla cultural fracasan y trastabillan.
La izquierda suele priorizar la narrativa y la descalificación sobre la argumentación. Construye caricaturas y muñecos que luego demoniza. La batalla cultural no se reduce a la economía y tampoco se puede explicar desde la economía. ¿Por qué? Porque si las cosas provinieran de la economía, entonces ya no habría mayor problema: China y la India avanzan hacia el capitalismo, con apellido autoritario o apellidos desconocidos, pero van hacia la desregulación de precios y mercados.
La batalla cultural en las sociedades occidentales defiende el capitalismo es verdad, pero no viene solo de la economía. Hoy, por ejemplo, el Partido Comunista Chino, incluso, puede atreverse a defender el texto La riqueza de las naciones de Smith en la Organización Mundial del Comercio de la ONU para enfrentar el proteccionismo de Donald Trump.
La idea de una batalla cultural proviene de la voluntad de defender las instituciones y los juicios morales que, en las sociedades occidentales, han creado los mayores espacios de libertad humana. Y uno de los efectos de esa extensión de la libertad humana es el capitalismo, tal como son la libertad de conciencia, la libertad de expresión y la libertad de elegir y controlar a los políticos y al poder. El capitalismo occidental es hijo de las libertades, y no de ninguna planificación central.
En Occidente ha sucedido lo que nunca imaginaron los viejos fundadores del socialismo científico ni los teóricos de las revoluciones comunistas: verdaderas revoluciones culturales que han quebrado los cimientos institucionales y los juicios morales que se convirtieron en el fierro y el cemento de las libertades. ¿Cuáles? Las tradiciones judeocristianas que originaron el contrato social, el mestizaje y la tolerancia del imperio español de los Habsburgo, la gloriosa Revolución inglesa, la revolución y la fundación de la República de Estados Unidos y las demás libertades.
En todos los escritos de Marx y Engels se busca acabar con las tradiciones judeocristianas; como la familia –porque, según ellos, era el origen de la propiedad privada–, con los mercados y los contratos, con el Estado de clase y la democracia burguesa. Derribar estas instituciones es el paso previo de la colectivización de la propiedad según el evangelio marxiano. Si hay dudas revisemos juntos El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Engels.
Leamos juntos para entender que no se trata de ultraderechistas ni de religiosos fundamentales, sino de un asunto filosófico que explica la libertad en Occidente.
Las reformas culturales en Occidente –sin partido único– empezaron en las universidades, tal como mandan los manuales neomarxistas. Y las generaciones Z de entonces expulsaron a los profesores conservadores y cancelaron a todos los disidentes, tal como sucedió en la revolución cultural China, más allá de las diferencias y grados de violencia.
Desde allí Occidente se enfermó y, olvidando que el mayor imperio esclavista de la historia moderna fue el mahometano, se cargó de culpa por los esclavos de Inglaterra, Francia y el sur de Estados Unidos, y se arrodilló ante el progresismo. Occidente se arrodilló en los estadios y aceptó una culpa que niega que la libertad solo prospera en Occidente, no en otras culturas del planeta. ¿ O no?
Amigo progresista, un brochazo leve sobre la llamada batalla cultural que se avecina y que recién empieza. De allí que el eventual fracaso de las reformas de Milei afecta un poco es verdad, pero solo se trataría de unas gotas de agua en medio de una reforma cultural e ideológica que debe procesar Occidente para salvar los mayores espacios de libertad de la humanidad.
Y si eventualmente fracasaran las reformas de Milei los hispanoamericanos tenemos las poderosas reformas de Perú y Chile para continuar avanzando.
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