El Gobierno anunció que Japón será el enc...
El Perú está a punto de perder la ubicación de segundo productor mundial de cobre porque apenas superamos por 100,000 toneladas métricas (TMC) a la producción del Congo. Un nuevo proyecto en marcha en el país africano y nuestro país sería relegado al tercer lugar. Una verdadera barbarie que han causado las corrientes comunistas y progresistas con sus estrategias para bloquear y detener nuevas inversiones mineras.
Para demostrar la magnitud del daño que causa el radicalismo antiminero vale recordar que el Perú, en promedio, produce 2.5 millones de TMC. Sin embargo, si las minas del llamado cinturón de cobre del norte –La Granja, El Galeno, Conga y Michiquillay, entre otras– no estuvieran paralizadas por la acción del radicalismo colectivista el Perú habría agregado cerca de un millón de TMC a su producción anual. En otras palabras, ni siquiera hablaríamos de las posibilidades del Congo de desplazar al país de su posición de segundo productor mundial de cobre.
Por todas estas consideraciones es hora de recuperar el Estado de derecho en las regiones mineras, particularmente en el corredor minero del sur. Las Bambas, una de las diez minas de cobre más grande del planeta, ha publicado videos en los que informa que, desde el inicio de las operaciones, se han acumulado más de 17 meses de interrupciones en el corredor minero del sur, que impidieron trasladar el mineral al puerto. Y si a esto le agregamos la invasión del tajo de Chalcobamba por decenas de pobladores de Huancuire –para desarrollar minería ilegal, según comprobó una intervención del Ministerio Público y la policía nacional (PNP)–, entonces la idea de una Far West, de una tierra sin ley dominada por la acción de minorías radicales, se impone en el análisis.
Lo más grave de todo es que los bloqueos de la vía y la invasión del Tajo de Chalcobamba –que debió entrar en producción frente al agotamiento del tajo Ferrobamba– han desplomado la producción de Las Bambas en plena época de super precios del cobre. El 2022 Las Bambas apenas produjo 220,000 TMC, no obstante que tiene una proyección anual promedio de 400,000 TMC. Algo inexplicable en un país, a menos que padezca una invasión extranjera.
Según diversos videos de Las Bambas, propalados en los medios de comunicación, la señalada empresa representa el 1% del PBI nacional y suma alrededor del 80% de los ingresos de Apurímac. Pero no solo se trata de cifras y estadísticas frías. Según los documentos fílmicos, Las Bambas genera 75,000 puestos de trabajo, directos e indirectos, y la operación minera explica que la pobreza haya descendido del 60% de la población a 40% en los distritos y provincias de su zona de influencia directa. En otras palabras, como se señala en uno de los videos, la historia de la región Apurímac debe considerar un antes y un después de Las Bambas.
En otros videos de la empresa se menciona que hasta el 2022 Las Bambas ha aportado S/ 315 millones en canon y S/ 1,684 millones en regalías. En otras palabras, la descentralización como posibilidad y realidad gracias al desarrollo de una mina. Asimismo, en los videos de la empresa se registra que se han transferido S/ 512 millones a la municipalidad de Challhuahuacho, más de S/ 398 millones a las municipalidades de la provincia de Cotabambas y S/ 316 millones a la región Apurímac.
La quiebra del Estado de derecho y la situación de Las Bambas, entonces, son una amenaza al futuro, al crecimiento, al proceso de reducción de pobreza y las posibilidades de construir un país viable. ¿Qué esperan el Ejecutivo y las instituciones del Estado para hacer valer la Constitución y las leyes en estas zonas?
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