¡“Regionalizar” el Senasa es destruir la agroexportación!

La propuesta planteada en la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR) acerca de regionalizar en 25 unidades el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) –que habría sido asumida por el Ejecutivo– simplemente significaría la liquidación de la agroexportación. ¿Por qué? Porque se privaría al Perú de una autoridad nacional de sanidad y calidad agroalimentaria que coordine, por ejemplo, con autoridades como Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS) de los Estados Unidos y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). 

Es decir, el Perú carecería de una autoridad sanitaria nacional y de las necesarias coordinaciones para seguir enviando nuestros productos agrícolas a los cinco continentes. Si hubiese 25 autoridades sanitarias, ¿cómo el APHIS de los Estados Unidos coordinaría la calidad de las paltas de Trujillo, Lambayeque y Piura? Igualmente, ¿cómo la EFSA de Europa coordinaría la calidad de los espárragos de Ica y los de Trujillo? Imposible coordinar con 25 unidades sanitarias. ¿O sí?

La propuesta de los gobernadores regionales y del Ejecutivo, entonces, es un despropósito de principio a fin. ¿Quién se encargaría de coordinar los protocolos y acuerdos sanitarios internacionales? Pero eso no es todo. Las plagas que suelen afectar a la agricultura y la ganadería requieren respuestas y planes nacionales. ¿Cómo se respondería en Ica, Trujillo y Lambayeque con 25 autoridades sanitarias?

Vale recordar que debido a la ley de Promoción Agraria –que fue absurdamente derogada por el anterior Congreso–, el Perú pasó de ser un mendigo agrario, que apenas exportaba US$ 850 millones anuales, a convertirse en una verdadera potencia agraria mundial, con envíos de más de US$ 7,000 millones anuales. Hoy se exportan, a los cinco continentes, más de 600 variedades de frutas y hortalizas, y se han creado clusters económicos y empresariales en las regiones agroexportadoras.

Si bien el milagro agroexportador del Perú se explica básicamente por el régimen tributario promocional y el régimen laboral de la derogada Ley de Promoción Agraria, también resulta significativo el papel cumplido por el Senasa en la fiscalización y en los protocolos seguidos para la agroexportación. El Senasa es un elemento clave para seguir apostando por las agroexportaciones.

¿Cómo entonces se puede entender la propuesta de los gobiernos regionales, que el Ejecutivo mira con simpatía, acerca de regionalizar el Senasa? En sectores de los gobiernos regionales y en el Ejecutivo, aparentemente existe la intención de priorizar la agricultura familiar y el minifundio. En ese sentido, se cree que la fragmentación y destrucción del Senasa pondrá el acento en la pequeña agricultura. Sin embargo, como ya hemos señalado, ¿qué autoridad se encargará del control de las plagas agrícolas y ganaderas? ¿Las 25 unidades descuartizadas del Senasa? Una verdadera locura.

Igualmente no se puede negar que en algunos sectores de los gobiernos regionales y el Ejecutivo también existe la intención de liquidar las agroexportaciones, que han multiplicado en 700% los envío al exterior, que han diversificado la economía nacional como nunca antes en la historia y que han posibilitado contratar a más de un millón de trabajadores formales.

Es conocido por todos que las corrientes comunistas y colectivistas pretenden acabar con las agroexportaciones con el argumento de la urgencia de “una segunda reforma agraria” que acabe con los privilegios. Sin embargo, cuando se señala que el milagro agroexportador del país solo se desarrolla en el 5% de las tierras dedicadas a la agricultura, los defensores de una segunda reforma agraria se quedan mudos. ¿Por qué? Porque, en el acto, se repara en que en el 95% restante de las tierras agrícolas solo hay minifundistas o actividades familiares que desarrollan una agricultura de pobreza y de subsistencia.

Sucede que el minifundio es el producto de la “primera reforma agraria” velasquista, que expropió y nacionalizó tierras; es decir, una reforma agraria que solo creó pobreza y miseria. Muy por el contrario, las inversiones en agroexportaciones representan la superación de la primera reforma agraria comunista. Y ahora los mismos creadores de pobreza no solo han derogado la ley de Promoción Agraria, sino que pretenden destruir el Senasa.