Pesca peruana: viento en popa

El reporte de sostenibilidad Global Reporting Initiative (GRI), de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), revela que en 2019 las inmejorables condiciones de la biomasa de anchoveta peruana contiene 11 millones de toneladas, 35% mayor que el promedio de los últimos 25 años. Las cifras reportadas por la SNP señalan que el sector está en franca recuperación.

En 2018 se cumplió con el 98% de la cuota de pesca asignada por el Estado, y el total de volumen desembarcado fue de 7.2 millones de toneladas métricas (TM). Esta cantidad revela el crecimiento del sector pesquero —por el esfuerzo de las inversiones y de los pescadores de la flota artesanal peruana— y las óptimas condiciones del mar peruano. Vale señalar que los desembarcos de los últimos seis años fueron los siguientes: en 2012 de 4.7 millones de TM, en 2013 de 5.8 TM, en 2014 de 3.4 TM, en 2015 de 4.8 TM, en 2016 de 3.8 TM y en 2017 de 4.2 TM.

Por todas estas consideraciones, no se entiende cómo ciertos sectores vinculados a la izquierda supuestamente ambientalista pretenden detener la producción pesquera alegando equivocadamente contaminación y depredación del mar. Los cierto es que las actividades petroleras en el mar del norte y pesquera industrial en el país tienen más de 60 años y la biomasa ¡está completamente sana!

Los organismos nectónicos, como el plancton —que dan vida a las especies marinas— no han sido afectados de ninguna manera. Lo demuestra con claridad el desembarco del último año. No hay depredación, como sostiene la izquierda antimercado. Sería una locura que el Estado, recaudador de la renta que proporciona la industria pesquera, permita que se detenga una actividad tan extremadamente valiosa. El reporte GRI señala también que en el 2018 las exportaciones pesqueras alcanzaron US$ 3,260 millones, 16% más que el 2017. Los destinos principales fueron China (80% de las exportaciones),  Europa (3%), Japón (5%), Vietnam (4%) y Chile (1%).

De otro lado, la oferta laboral del sector pesquero contribuye a la disminución de la pobreza y el desempleo en las zonas costeras del país. En la actividad pesquera se generan más de 122,000 empleos: 93,000 directos y 29,000 indirectos. Por su lado, en el sector de manufactura (conservas y productos de pescados) se ofrece trabajo directo a 41,000 trabajadores y se generan 79,000 empleos indirectos. El Instituto Peruano de Economía (IPE) estima que del sector pesquero se benefician alrededor de 700,000 personas.

La gran diversidad marina peruana es protegida por la industria pesquera por medio del programa denominado Salvamares. La flota industrial cuida a las especies protegidas y a otros componentes del ecosistema, que incluye a las especies marinas que no son el objetivo de la pesca como lobos, aves, mamíferos, tortugas marinas y especies acompañantes, como rayas, mantarrayas, perico y otras. Los buques asociados a la SNP participan también de las actividades fiscalizadoras de las autoridades. Ponen especial empeño para proteger la pesca de juveniles, anchovetas de talla menor a 12 centímetros. Participan junto al Instituto del Mar del Perú (Imarpe) en el monitoreo Eureka para ubicar, cuantificar y cualificar los cardúmenes adultos listos para ser capturados.    

Sobre la recaudación tributaria del sector pesquero correspondiente al 2018, el reporte señala que fue de S/. 92.1 millones, S/ 56.3 millones por la extracción y S/ 35.8 por la manufactura. El aporte por canon, para las regiones y gobiernos locales, fue de S/. 58.4 millones. Al respecto vale señalar que la contribución social del sector, es también notable. Las inversiones pesqueras instaladas en tierra participan del desarrollo social y económico de las poblaciones realizando campañas de alimentación, fumigación y salud. También mejoran la infraestructura, equipos y mobiliario de salud, así como los sistemas de desagüe. La industria pesquera interviene en la sociedad mejorando la infraestructura educativa, proveyendo  equipo y mobiliario, y organizando actividades deportivas.

Así como la minería y otras actividades productivas, en el Perú la pesca industrial es blanco de los radicalismos antisistema. Los denominados “sindicatos” señalan supuestas depredaciones de los recursos marinos para desacreditar a la industria pesquera. Asesorados por las ONG de tendencia marxista, los dirigentes pretenden desconocer los estudios sobre la biomasa realizados por el Imarpe, una institución científica, seria y prestigiosa. Las versiones caprichosas de la izquierda antidesarrollo tienen como fin detener la producción peruana para impedir el bienestar de los peruanos.