Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
En el Perú el Ejecutivo ha decidido implementar los “octógonos”, el sistema de etiquetado prohibitivo que solo alerta de los niveles altos de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans en la composición de los alimentos industriales. Así, se han ignorado las recomendaciones del Codex Alimentarius —ratificado por 188 países— y las prácticas de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de todas las sociedades desarrolladas. Uno de los argumentos a favor fue que Chile había implementado el sistema de los octógonos desde el 2016. El médico y comunicador Elmer Huertas señalaba que el país vecino nos había sacado varios cuerpos en la lucha contra la obesidad y en políticas de salud.
Bueno, aquí la verdad. En Chile el sistema de etiquetado en base a los octógonos ha fracasado en todas las líneas. En un reciente informe de la OCDE se establece que Chile es el segundo país de esa organización mundial entre los que registran mayor incidencia de obesidad en adultos mayores de 15 años. El señalado informe establece que entre el 2016 y el 2017, la obesidad aumentó en 9.3%. Es decir, desde que entraron en vigencia los octógonos.
Los propagandistas del etiquetado prohibitivo en Chile no saben qué explicaciones dar. Pero quizá habría que señalar que una de las principales recomendaciones del Codex establece que las etiquetas no deben causar temor, sino educar. El motivo: las etiquetas prohibitivas alientan la trasgresión e inhiben la lectura de las recomendaciones. De otro lado, los octógonos en Chile solo regulan el 30% de la ingesta de alimentos de los sureños.
Considerando que Chile es el único país que ha aplicado los famosos octógonos aprobados por el Ejecutivo y el Ministerio de Salud en el Perú, deberíamos estar más que alertas. Como se sabe, el Congreso peruano aprobó el sistema de semáforos que —en base a los colores rojo, amarillo y verde— establece los niveles alto, medio y saludable (respectivamente) de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans de los alimentos industriales. No obstante que los estados que integran la OCDE, los países desarrollados y el Codex se inclinan por el semáforo, el Ejecutivo observó la señalada norma y promulgó los octógonos. La única explicación: el prejuicio ideológico anti industria alimentaria.
Sin embargo, el fracaso de los octógonos en Chile es más que un campanazo. Por ejemplo, los alimentos industriales en el Perú solo representan el 12% del total de la ingesta de los peruanos. Es decir, mucho menos que en Chile (30%). ¿Acaso alguien duda de que los octógonos fracasarán estrepitosamente? Más aún cuando las fast foods y la comida criolla no están incluidas en la sobrreregulaciones que impulsa el sector Salud. ¿0 acaso el afán regulador terminará también ahogando el boom gastronómico del Perú, que se basa en las particularidades de la comida criolla? Y por si lo han olvidado, la comida criolla peruana vuela en sodio y grasas en la mayoría de sus platos.
¿Qué nos indican todos estos hechos? Que el etiquetado de los alimentos industriales solo es una parte dentro de la política de alimentación saludable, y que la mejor forma de orientar es evitando a cualquier costo las etiquetas prohibitivas; es decir, los octógonos. Finalmente todo se resume en una mejor pedagogía, en una movilización de la sociedad para que padres de familia e hijos se sensibilicen sobre la enorme importancia de los hábitos alimenticios en la salud.
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