Más déficit, más impuestos, más colectivismo

El Perú avanza por tres años consecutivos a incumplir la regla fiscal por el enorme Estado burocrático que se ha construido en las últimas tres décadas y la tendencia creciente en el aumento del gasto corriente. El Estado peruano –a través del gobierno central, los gobiernos regionales y los municipios y las empresas públicas, tales como Petroperú– consume una tercera parte del PBI nacional que representa más de US$ 260,000 millones. ¿Cómo llegamos a este Estado que tiene 19 ministerios, la mitad de los cuales no tiene una función concreta con respecto a la sociedad?

El papel de las izquierdas y el progresismo es incuestionable. En el afán de enfrentar “la voracidad capitalista explotadora”, según la receta marxista, se crearon ministerios de aquí para allá, burocracias y oficinas innecesarias que solo se pueden justificar con más sobrerregulaciones y burocratización generalizada. De esta manera se organizó uno de los estados más burocráticos de la región, que comenzó a bloquear las inversiones privadas en minería, agroexportaciones, pesca y otros sectores. Igualmente, ese Estado burocrático perpetuó y aumentó la informalidad.

En este contexto el descontrol del déficit fiscal que se desencadenó desde el gobierno de Pedro Castillo y durante la administración de Dina Boluarte, como se dice, es como llover sobre el suelo mojado que ha creado el progresismo. Según una investigación del Consejo Fiscal del 2018 cinco años antes el gasto corriente del gobierno central crecía en 1.5% puntos porcentuales del PBI, monto del cual 1% del PBI se destinaba a incrementar el gasto en remuneraciones. Según el mismo estudio los ingresos fiscales durante esos años cayeron en 4.6% del PBI. En otras palabras, esa lógica llevaba al Perú a un callejón sin salida: o se aumentaba la recaudación o el déficit se descontrolaba.

Con el gobierno de Dina Boluarte la lógica está en pleno desarrollo. El gobierno está haciendo lo que se hizo antes y la tendencia es a un mayor gasto en remuneraciones y más déficit: o se aumenta la recaudación con crecimiento o se aumenta impuestos para seguir sangrando al sector privado para engordar a la burocracia.

Ahora el llamado progresismo consciente está “en plan responsable” y grita a los cuatro vientos que el déficit se descontrola. sin señalar que estamos ante un déficit estructural que proviene de la burocratización del Estado. Acabamos de señalar que el presupuesto de los ministerios de la Mujer, de Ambiente y de Cultura, en promedio, suma S/ 3,000 millones de soles anuales. En diez años el Estado habrá gastado S/ 30,000 millones en tres ministerios que no cumplen ninguna función social y que solo sirven para las sinecuras y consultorías del progresismo estatista.

Otro ejemplo dramático de cómo la izquierda destruye la estabilidad fiscal es el caso de Petroperú: desde el 2016 hasta la fecha en rescates, garantías, préstamos y capitalizaciones el Estado ha gastado más de US$ 5,000 millones (alrededor de S/ 18,500 millones) en la petrolera estatal, una empresa quebrada sin ninguna función productiva.

Así estamos, pues, en cuanto a la lucha contra el descontrol del déficit. Es evidente que necesitamos un plan de emergencia para no seguir incumpliendo la regla fiscal por tercer año consecutivo y se ponga en peligro los grados de inversión obtenidos por el Perú. Sin embargo, si no se acaba con la burocratización del Estado y la multiplicación de las sobrerregulaciones para ahogar al sector privado el Perú avanzará en la trampa de más déficits y más impuestos para llevarnos a la colectivización de la economía, el bajo crecimiento sin reducción de pobreza y la involución económica.

Varias décadas atrás Hayek alertó que la burocratización es el camino al colectivismo que fomenta el progresismo y las izquierdas en general. En ese sentido, ¿cómo se puede combatir el déficit si el Ejecutivo de 19 ministerios no se reduce a la mitad? ¿Cómo se puede enfrentar el déficit fiscal si no se privatiza Petroperú, el mayor rezago destructivo del Estado empresario de la década de los ochenta?

Necesitamos evitar el descontrol del déficit, pero también acabar con el Estado burocrático del progresismo para reducir y racionalizar gastos estructurales. Y se debe desarrollar una reforma tributaria que simplifique procedimientos, que reduzca tasas de impuestos y devuelva riqueza al sector privado y a la sociedad para convertir al Perú en un Singapur continental.