Editorial Economía

Las “cabeceras de cuenca” y el ataque a cuatro minas en el sur de Ayacucho

Si no se restablece el Estado de derecho, minería moderna se acaba

Las “cabeceras de cuenca” y el ataque a cuatro minas en el sur de Ayacucho
  • 14 de noviembre del 2022

En la Biblia se dice que primero fue el Verbo; es decir, primero la palabra antes que los hechos, la historia y la sociedad. Los marxistas y comunistas aprendieron de estas antiguas tradiciones con el objeto de subvertirlo todo y dijeron que primero eran las narrativas y los relatos. En el Perú una de las narrativas colectivistas nos señala que las” cabeceras de cuenca” –es decir, las zonas en donde, supuestamente, se generan las fuentes hídricas para el consumo humano y la agricultura– están en peligro por la actividad de la minería. Sin embargo, la actividad minera solo consume el 1.5% del total del agua con que se cuenta, la agricultura el 85% y las poblaciones urbanas más del 7%.

Sobre la base de los cuentos, las leyendas y narrativas de la cabecera de cuenca, cuatro minas en el sur de Ayacucho (Inmaculada, Apumayo, Breapampa y Pallancata) están bajo ataque permanente de minorías radicales. Unos días atrás se conoció que unas decenas de pobladores del caserío de Casma Palla Palla atacaron la mina Inmaculada, de la compañía minera Ares, y pusieron en peligro a más de 1,700 trabajadores. Varios meses atrás, las cuatro minas mencionadas fueron atacadas, se quemaron maquinarias de las empresas e incluso la ex presidente del Consejo de Ministros (PCM) Mirtha Vásquez cerró unilateralmente las unidades mineras señaladas, violando la Constitución, las leyes nacionales y el respeto del Estado a los contratos. El asunto fue tan burdo que el Gobierno retrocedió en su decisión. Sin embargo, quedó en claro que los sectores antimineros controlaban el Gobierno.

Sobre la base de este gran muñeco de las cabeceras de cuenca aparecen todo tipo de estrategias rentistas –al margen de la Constitución y la ley– como la que desarrollan los actuales violentistas en Inmaculada: pretenden negar la venta de 370 hectáreas de terreno a la mina. Una transacción que se produjo hasta en dos ocasiones. Sin embargo, la justificación de cualquier estrategia rentista y violentista, a nuestro entender, se desarrolla sobre la base de la narrativa de la cabecera de cuenca y, por supuesto, sobre la base también de la renuncia del Gobierno a restablecer el Estado de derecho.

Sin embargo, es necesario reflexionar sobre la cabecera de cuenca, el concepto que origina el desmadre actual. Al respecto vale señalar que el origen de cualquier fuente hídrica para el consumo y la agricultura en los Andes peruanos está en las lluvias. Luego, las aguas que discurren naturalmente desde las alturas se contaminan con metales pesados por la intensa actividad volcánica que se genera en la cordillera andina. Por otro lado, pretender atribuir la contaminación de las aguas a la actividad minera es un relato mágico que busca enfrentar a las poblaciones excluidas por el Estado con las empresas que pagan impuestos y financian a los gobiernos regionales y locales. En ese sentido, la única manera de cosechar agua de calidad para el consumo humano y la agricultura pasa por construir represas y reservorios, tal como ha sucedido en los países desarrollados. Vale recordar que cerca del 95% del agua que se genera naturalmente se pierde en el mar por falta de infraestructuras.

Por todas estas consideraciones, una estrategia de las comunidades, de los gobiernos regionales y locales, debería ser establecer una alianza con las empresas mineras –mediante la modalidad de obras por impuestos– para construir represas y reservorios. Lo demás es parte de la locura comunista que pretende destruir al sector privado y estatizarlo todo.

En las provincias de Páucar de Sara, Lucanas y Parinacochas, se han difundido, de aquí para allá, las leyendas sobre las “cabeceras de cuenca y las amenazas de las mineras”. Las oenegés, incluso, llegan a sostener que “hay más de 587 fuentes de agua que están en peligro”. Todo esto suena a locura, a leyenda y magia. Pero sobre todo revela una enorme frivolidad de las izquierdas: mentiras para embaucar a la gente y justificar financiamientos extranjeros que buscan detener la producción minera del Perú.

  • 14 de noviembre del 2022

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