Editorial Economía

La ofensiva en contra de la minería, ¿hacia dónde apunta en el Perú?

La suma de estrategias que paraliza uno de los motores del crecimiento

La ofensiva en contra de la minería, ¿hacia dónde apunta en el Perú?
  • 05 de enero del 2022

La crisis de producción de MMG-Las Bambas, una de las diez megaminas más grandes de cobre del planeta, en momentos en que el precio de la libra del cobre se dispara sobre los US$ 4.80 (un récord histórico), revela que la administración Castillo avanza con firmeza en su objetivo de detener el crecimiento y aumentar la pobreza. Las Bambas ha dejado de producir 100,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anualmente y acumula más de 400 días de paralizaciones desde el inicio de las operaciones.

La crisis en Las Bambas y el llamado corredor minero del sur solo es un capítulo de una larga guerra en contra de las inversiones en el Perú. Sin lugar a dudas que esta estrategia se inició con el bloqueo del proyecto Conga y del llamado cinturón de cobre del norte (La Granja, Galeno, Michiquillay, entre otras) en base a mentiras y leyendas que no resisten el menor análisis. 

Para entender la magnitud de las cosas hay que recordar que el Perú produce aproximadamente 2.5 millones de TMC anualmente. Si Conga y las demás minas de Cajamarca estuviesen en producción el país produciría alrededor de 3.5 millones de TMC y, en cualquier escenario, podría crecer económicamente por encima del 6% y reducir pobreza como nunca antes en su historia.

Pero eso no es todo. Cajamarca tendría un ingreso per cápita cercano al de un país desarrollado y podría resolver todos los problemas del agua para el consumo humano, la agricultura y demás actividades con la construcción de una represa. Cajamarca ya no sería una de las regiones más pobres del país, sino una de las más prósperas, con las mejores infraestructuras, incluida una matriz ferroviaria hacia la costa.

¿Por qué entonces los sectores antimineros están causando tanto daño al Perú ante la impotencia de la mayoría de peruanos? Es evidente que todas las corrientes comunistas y colectivistas pretenden detener el crecimiento para aumentar la pobreza con el fin de legitimar la propuesta de una asamblea constituyente. Para avanzar en ese objetivo es más que vital paralizar la minería. Hasta hoy lo están logrando.

Otro sector, el vinculado a las oenegés, pretende que el Perú en general produzca menos cobre para favorecer a los especuladores mundiales del metal rojo que financian “proyectos de ecología” en los países emergentes.

De otro lado, los sectores comunistas más ortodoxos no solo quieren destruir la minería para desatar un proceso constituyente, sino que pretenden tomar el control de los recursos naturales mediante procesos de estatizaciones y colectivizaciones. Al respecto no sería nada extraño que en los próximos meses, frente al permanente asedio de las minas del sur de parte de minorías radicalizadas, algunos sectores propongan una empresa minera estatal nacional.

En ese momento habrá que recordar la tragedia velasquista con las empresas estatales y, sobre todo, los desastres ecológicos causados por la minería estatal. Desastres que representan verdaderas barbaries frente a la minería moderna de la actualidad, que paga impuestos, genera empleo y preserva el medio ambiente de acuerdo a estándares mundiales.

  • 05 de enero del 2022

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