La estrategia del Ejecutivo y la crisis económica

Es complicado proyectar inversiones y mirar con optimismo el futuro del Perú cuando el Gobierno del presidente Castillo ha colocado como su objetivo central la convocatoria de una asamblea constituyente. A nuestro entender la inestabilidad, las denuncias de corrupción que se acumulan contra el Ejecutivo, la incapacidad e ineficiencia de los funcionarios que se nombran tienen que ver con la idea de la constituyente.

El objetivo de cambiar el régimen político y económico del país –a través de la constituyente– enajena cualquier acción del Ejecutivo de la gobernabilidad. Como todo se reduce a la estrategia de poder, entonces hay que utilizar el Estado para ese objetivo. La corrupción y el desplome del Estado nacional no se explicarían sin la constituyente.

Sin embargo, el Gobierno no ha podido implementar la constituyente, las nacionalizaciones ni ninguna de las medidas económicas en contra del modelo económico establecido en la Constitución. Semejante estado de cosas crea una falsa impresión: que no se está tocando ni afectando el crecimiento ni el futuro del país. A nuestro entender, se trata de una falsa impresión.

Los anuncios colectivistas del Ejecutivo, simplemente, han desplomado el crecimiento de la inversión privada en el Perú. Por estas razones el país crecerá menos de 3% del PBI este año; es decir, por debajo del promedio de la expansión mundial. Un crecimiento nacional que no permitirá reducir la pobreza, no obstante que por los precios de los minerales –sobre todo los del cobre– el país podría crecer por encima del 6% y reducir varios puntos de pobreza por año.

Se acumula pues una potencial crisis en la economía y el desplome del Estado –por el nombramiento de activistas en vez funcionarios con capacidad profesional y técnica– e, igualmente, se anuncia un desplome general de los servicios públicos atendidos por el Estado. Las cosas entonces en la economía y el Estado van para mal.

Sin embargo, no debemos olvidar que la resistencia nacional a la constituyente ha posibilitado mantener la institucionalidad de la macroeconomía a través de la continuidad de las políticas públicas en el Banco Central de Reserva, la Superintendencia de Banca y Seguros, el Ministerio de Economía y Finanzas, el Consejo Fiscal, entre otros. En este contexto, el relanzamiento de Majes Siguas II en Arequipa, el mayor proyecto agroexportador del sur del país –que incorporará 40,000 nuevas hectáreas a la actividad– confirma que es posible preservar el modelo económico si continúa la resistencia de la sociedad al proyecto de la constituyente.

No obstante, la sociedad, la mayoría institucional del Congreso y todos los sectores que se oponen al proyecto colectivista hasta hoy no parecen haber entendido la enorme importancia que tiene la lucha para preservar el modelo en la lucha general por la libertad. Si continúa desacelerándose el crecimiento se desatará una ola de quiebras en el sector privado y las posibilidades de empleo y reducción de pobreza se evaporarán. En ese contexto, la agonía de las clases medias será una realidad.

De alguna manera la estrategia actual del Ejecutivo, arrinconado por las investigaciones periodísticas y denuncias políticas, pasa por esperar ese momento de la quiebra general del sector privado. Ese es el instante en que el proyecto de la asamblea constituyente podría pasar a la ofensiva con anuncios de estatizaciones y expropiaciones que tendrían algún respaldo en la ciudadanía por la desesperación que causa la falta del empleo y el aumento del hambre.

En este contexto, la estrategia de destrucción del Estado convergería con la destrucción de la economía y la inversión privada para justificar una constituyente para cambiar del “modelo neoliberal” consagrado en la Constitución.

Por todas estas consideraciones, preocupa en extremo que la oposición no haya incorporado a su estrategia de resistencia a la asamblea constituyente una clara idea sobre cómo defender el modelo económico, no obstante que existen todas las posibilidades de hacerlo; e incluso, de pasar a la ofensiva.