Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
La actual demanda de cobre se triplicará hacia el 2050 y, por lo tanto, el precio del metal rojo seguirá trepando hasta niveles no imaginados. En la actualidad, por ejemplo, la libra del cobre ya llegó a los US$ 4.50 y se proyecta que la reactivación de la manufactura en China y los Estados Unidos impulsará el precio de la libra sobre los US$ 4.76.
Sin embargo, lo importante para nuestro país es reconocer el potencial que tiene el metal rojo en nuestras posibilidades, considerando que Chile (primer productor mundial) y el Perú (segundo productor planetario) concentran más del 40% de las reservas mundiales de este metal.
¿Por qué el cobre es uno de los metales del futuro? El metal rojo es uno de los más importantes del planeta porque es utilizado casi en todo, desde cableados y tuberías hasta los motores de los autos eléctricos. La estrategia mundial de la descarbonización en la creación de la energía tiene en el cobre a uno de sus componentes principales. Y ahora que está a punto de desatarse una feroz competencia entre la industria de autos eléctricos de China y de los Estados Unidos, las posibilidades del cobre son infinitas. Asimismo, los sistemas eléctricos y de energía que provienen de fuentes eólicas, hidroeléctricas y solares demandarán más cobre.
El cobre, pues, es una bendición incuestionable para el Perú. En este contexto, el ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, acaba de sostener que en el país existen 39 proyectos de cobre por más de US$ 39,000 millones en inversiones en más de 14 regiones.
Sin embargo, los peruanos de buena voluntad deberían analizar por qué, no obstante el superciclo de precios del metal rojo y el incremento de la demanda mundial, las inversiones en explotaciones de cobre caen sistemáticamente en el Perú desde varios años atrás. La única explicación tiene que ver con la crisis política, la excesiva sobrerregulación y la debilidad en general del Estado de derecho. En otras palabras, el cobre no puede desatar todos los ciclos virtuosos que podría construir en nuestra sociedad por la falta de ley, autoridad y respeto a los derechos de propiedad.
Vale anotar que la riqueza de las naciones no proviene directamente de los recursos naturales, sino de la vigencia del Estado de derecho. Muchas sociedades sin recursos naturales –como Japón, Hong Kong y Corea del Sur, por ejemplo–, han alcanzado el desarrollo no con una gran provisión de recursos naturales, sino, sobre todo, con la vigencia del Estado de derecho y su capacidad de formar un capital humano capaz de innovar y competir en la actual globalización.
Otras sociedades, por el contrario, con gigantescas posibilidades en recursos naturales se han empantanado o han arrojado a la mayoría de sus poblaciones a la pobreza. El caso emblemático es Venezuela, un país con las mayores reservas de petróleo del planeta y que hoy se desmorona económicamente y tiene al 90% de su población debajo de la pobreza. Igualmente Bolivia, con enormes reservas en gas y en litio, se prepara a estallar por falta de dólares para mantener la economía.
Es evidente, pues, que el hecho de que el Perú tenga la tercera parte de las reservas mundiales de cobre, de ninguna manera garantiza el avance hacia el desarrollo si es que no existe Estado de derecho, respeto a la ley y a los derechos de propiedad. Allí está la tragedia de Cajamarca, la primera región en pobreza, con 44.5% de la población afectada por esta lacra social. Sin embargo, Cajamarca tiene la mayor cartera de proyectos mineros con cerca de US$ 18,000 millones.
El cobre y los recursos naturales de Cajamarca, entonces, no se transforman en riqueza por falta de Estado de derecho.
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