¡Increíble! Bancada oficialista propone expropiar el litio

No obstante, los desastres que a la economía nacional le han causado las propuestas de la asamblea constituyente, la nacionalización de los recursos naturales y los decretos legislativos promulgados por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), el oficialismo acaba de presentar una nueva propuesta de nacionalización o de expropiación –más allá del eufemismo progresista– de la producción de litio en el Perú. 

El parlamentario Pasión Dávila, del Bloque Magisterial de Concertación Nacional –una de las bancadas oficialistas– acaba de presentar un proyecto de ley para reservar para el Estado peruano la exploración, la explotación, la industrialización y comercialización de este mineral. Como todos sabemos, el litio es uno de los minerales del futuro por su enorme capacidad de almacenar energía en baterías. Sin lugar a dudas se puede sostener que junto al cobre son los dos minerales con más versatilidad en la revolución tecnológica que se desarrolla en la producción mundial.

Vale señalar que la empresa American Lithium desarrolla todos los proyectos de exploración en Puno; es decir, actúa bajo una concesión otorgada por el Estado peruano en base a la Constitución, las leyes nacionales y los tratados internacionales. Expropiar la concesión, entonces, es atentar contra la seguridad jurídica del país, es continuar espantando a la inversión privada y proseguir en la ruta destructiva de los anuncios de la asamblea constituyente y la nacionalización de los recursos naturales, tal como sucedió con el gas.

Al respecto, vale recordar que, con bombos y platillos, Evo Morales anunció la nacionalización y la industrialización del litio boliviano. Hoy no se ha avanzado nada en este asunto. Caminos parecidos han seguido los gobiernos de izquierda de Chile y Argentina.

En América Latina la expropiación de los recursos naturales, la llamada “nacionalización”, siempre ha sido una tragedia. Estos procesos se convirtieron en fuente permanente de corrupción y de expansión de la pobreza. Por ejemplo, la tragedia humanitaria en Venezuela está directamente vinculada a la nacionalización y expropiación de Petróleos de Venezuela (PDVSA). ¿Por qué? El 96% de las divisas que se utilizan para pagar las importaciones en Venezuela se obtienen del petróleo.

Antes de las expropiaciones promovidas por Hugo Chávez, PDVSA producía más de tres millones de barriles de petróleo por día. Hoy la producción apenas llega a un millón de barriles diarios. La desgracia de los venezolanos, entonces, es absolutamente entendible. La principal fuente de divisas para atender las importaciones se ha derrumbado en dos terceras partes.

La llamada nacionalización del gas boliviano también es una buena referencia para entender el fracaso de las expropiaciones de recursos naturales en América Latina. Si bien luego de la nacionalización boliviana, la explotación y conducción técnica de los campos gasíferos continuó en manos de las empresas privadas, la contabilidad de los recursos pasó a manos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB); es decir, la empresa estatal boliviana de gas. El resultado: el esfuerzo de las empresas privadas se focalizó en la explotación de los recursos y nada en exploraciones. 

Cuando Morales metió mano al gas, Bolivia producía 75 millones de m3 de gas. Se planeó llegar a producir 100 millones de m3. Hoy Bolivia solo produce menos de 50 millones m3 y todo se acaba. El país altiplánico ha tenido que pagar multas millonarias a Brasil y Argentina por incumplir contratos de ventas de gas, y se calcula que en una década se quedará sin gas. Allí, pues, está el milagro nacionalizador.

A pesar de estas verdades incuestionables, la ideología, la ignorancia y la tozudez lleva a los sectores de izquierda a seguir insistiendo en las nacionalizaciones y en el estado empresario, fuente de todas las pobrezas y las tragedias en la región.