El Gobierno anunció que Japón será el enc...
Es incuestionable que el mensaje presidencial de Fiestas Patrias de la presidente Dina Boluarte, luego de la destrucción del Gobierno de Pedro Castillo, nos devuelve a un clima de normalidad política y económica. Hoy, existe un Gobierno que respeta la Constitución y que, de una u otra manera, está focalizado en la gobernabilidad. De eso no hay duda, al margen de las campañas del eje del bolivariano y los sectores progresistas que pretenden interrumpir el periodo constitucional mediante el adelanto de elecciones.
En el mensaje presidencial de Fiestas Patrias, a nuestro entender, los aspectos más positivos del discurso con respecto al mediano y largo plazo tienen que ver con el anuncio de inversiones en infraestructuras, por más de US$ 1,760 millones, mediante el sistema de asociaciones público privadas y obras por impuestos. Igualmente, el compromiso del Ejecutivo de mantener el déficit fiscal en 2.4% del PBI en el 2023 y la reducción gradual de la deuda pública. En el aspecto político e institucional se debe subrayar la decisión de enfrentar la ola criminal, sobre todo con respecto a la delincuencia extranjera, y el compromiso de impulsar la reforma política mediante el debate de la bicameralidad y la reforma electoral, considerando la posibilidad de reemplazar el sistema proporcional por el modelo uninominal.
En el actual Gobierno entonces existe la voluntad de respetar la Constitución y ocuparse de la gobernabilidad. Sin embargo, a nuestro entender, hoy la gobernabilidad tiene una urgencia impostergable: la necesidad de relanzar el crecimiento de la economía y el proceso de reducción de la pobreza de manera inmediata. ¿Qué significa semejante afirmación? Que se materializen nuevas inversiones que generen empleo, eviten el deterioro de la economía y nos saquen del actual abismo de la recesión.
En ese contexto, lo anunciado por el Ejecutivo en Fiestas Patrias ni siquiera alcanza para empezar, como se dice. En cuanto a medidas inmediatas, ¿por qué el Ejecutivo se negó a comprometerse con el restablecimiento del Estado de derecho en el corredor minero del sur? Y no se dijo nada con respecto a proyectos mineros como Tía María, los proyectos mineros bloqueados en el norte del país, la derogatoria de los decretos laborales promulgados por el Gobierno de Castillo y el restablecimiento de la Ley de Promoción Agraria (ley 27360) para garantizar inversiones en agroexportación en las 100,000 hectáreas que se habilitarán por el destrabe de Majes Siguas II y la tercera etapa de Chavimochic.
Únicamente medidas de ese tipo pueden relanzar el crecimiento y detener de manera inmediata el aumento de la pobreza. Vale recordar que la pobreza antes de la pandemia bajó al 20% de la población. Luego del Gobierno de Castillo llegó al 27.5% (más de nueve millones de peruanos). Y si las cosas siguen de esta manera llegarán a un tercio de la población en el 2026, sobre todo por la falta de nuevas inversiones y la lentificación del crecimiento. El mayor logro del Gobierno de Castillo y del eje bolivariano es haber detenido la reducción de la pobreza.
Faltaron, pues, medidas inmediatas para la reactivación, más allá de los anuncios del incremento de gasto estatal a través de programas como Punche Perú. Y ni qué decir de las reformas de mediano y largo plazo, que pueden acercarnos al crecimiento sostenido, tales como una nueva reforma tributaria que simplifique y reduzca los impuestos para ampliar la base tributaria del país, el desarrollo de una reforma laboral para enfrentar la informalidad del empleo e incrementar la productividad y competitividad de la economía. Igualmente, las reformas de la educación y de salud siguen formando parte de la agenda pendiente.
En el mensaje de Fiestas Patrias, de alguna manera, el eje ordenador fue la defensa de la Constitución y las instituciones. Sin embargo, a nuestro entender, se olvidó que el principal factor de estabilidad institucional y el peor enemigo del eje bolivariano y la constituyente ha sido el proceso permanente de reducción de pobreza en el país. Hoy todo eso ha cambiado. El Perú vuelve a aumentar este flagelo y los anuncios no alcanzan para relanzar el crecimiento y la inversión privada.
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